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Taller de introducción a la alimentación saludable y una receta de chocolate

¡Hola! ¿Qué tal va el comienzo de temporada? Yo estoy muy contenta y felizmente ocupada en todos los eventos de Comida Que Cura. Sin ir más lejos, este sábado inauguramos los talleres de Otoño con el curso de introducción a la alimentación saludable y para celebrarlo  he decidido compartir la receta del tentempié que voy a ofrecer en él. Si no te apetece cocinar (aunque es muy fácil de preparar), puedes venir al taller y degustar lo que voy a preparar para todos los asistentes, quedan las última plazas (y que conste que esto no es una estrategia de marketing). Por si  andas despistado/a, te recuerdo los detalles del curso:

CURSO DE INTRODUCCIÓN A LA ALIMENTACIÓN SALUDABLE

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Perfecto para empezar a cambiar tu dieta hacia una alimentación más sana y consciente. En este taller intensivo (una mañana) empezarás por el principio, aprendiendo las bases sobre las que construir una vida más saludable, despejando dudas y despertando tu creatividad en la cocina.

Hablaremos de los alimentos y las cantidades necesarias para llevar una dieta nutritivamente equilibrada y sin carencias. Repasaremos las preguntas más comunes, hablaremos de temas de actualidad como el gluten, la leche, los efectos emocionales de los alimentos… Todo para ofrecerte herramientas que te permitan construir tu propia dieta, para que seas autónomo y te sientas seguro en cada paso.

  • El 17 de Septiembre de 10 a 14h
  • En Planeta Terra Ecobotiga. Avd. de la Pineda 100 (Castelldefels)
  • Inversión: 20€ (plazas limitadas)
    Incluye dossier explicativo y tentempié saludable.

Para apuntarte contacta conmigo  No te lo pienses mucho, ¡Estamos casi al completo!

 

A continuación te dejo la receta que ofreceré en el taller:

Bolitas de cacao y cacahuete crudiveganas

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Ingredientes

  • 10 orejones (albaricoques deshidratados)
  • 3 dátiles Medjool o 6 dátiles normales
  • 1/2 taza de cacahuetes tostados y no salados (puedes comprarlos crudos y tostarlos tú mismo en una sartén o en el horno)
  • 1 c.s.* de copos de avena finos
  • 1 c.s. de manteca de coco o  2 c.s. de aceite de coco
  • 1 c.s. de cacao puro sin azúcar + un par de cucharadas más para rebozar las bolitas
  • 1 c.p.* de algarroba (opcional pero muy, muy recomendable)
  • 1 pizca de sal marina

*c.s.= cucharada sopera
*.p.= cucharada de postre

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Preparación

Pon los orejones y, si no usas dátiles Medjool, también los 6 dátiles en remojo en agua caliente por un mínimo de 1/2 hora.

Mientras, en un procesador de alimentos, tritura los cacahuetes. Recuerda que han de ser cacahuetes tostados y no salados y que te recomiendo mucho que hagas este proceso manualmente en casa, en el horno o en una sartén. Vigila porque es fácil que se quemen, ¡has de estar bien atento!. Cuando los tritures, deja pequeños trozos para darle un efecto crujiente a las bolitas. Reserva los cacahuetes en un bol.

Tritura ahora los orejones y los dátiles, escurriendo previamente el agua del remojo. Busca que se forme una crema  espesa, que se pegue a las paredes del procesador de alimentos, es posible que necesites añadir un poco de agua, pero no te pases, piensa que queremos manipular la pasta para hacer bolitas y si está muy clara no podrás.

Una vez bien triturado todo, añade los copos de avena, el cacao, la manteca o aceite de coco, la algarroba (si la usas) y la pizca de sal. Tritura hasta que se integren bien todos los ingredientes. Por último, añade los cacahuetes que previamente has triturado y pulsa sólo un poco en tu procesadora para que se integren sin triturarse demasiado.

Coloca la pasta en un bol o tupper y refrigera por unos 20 minutos en tu nevera.

Pasado ese tiempo será muy fácil formar las bolitas. Mójate un poco las manos y haz bolas del tamaño de una albóndiga (la comparación es un poco extraña, pero describe muy bien la medida). Refrigera por media hora más, puedes meter las bolas en el congelador para acelerar el proceso. Pasado ese tiempo, reboza las bolitas en cacao. Si las rebozas antes de refrigerar, la masa absorberá el cacao y te quedarán las bolitas mojadas. De esta manera, te aseguras de mantener el rebozado intacto.

¡Sólo te queda disfrutarlas!

 

 

 

 

 

 

 

 

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Helado facilísimo con delicias de lúcuma (+ un taller para niños)

Hoy os traigo una receta…  ¡de helado! con taller incluido, como últimamente viene siendo tradición. Es que estoy muy contenta de poder anunciar la segunda parte del taller de alimentación sana (y rica) para niños.

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Después del primer encuentro, las mamis me pidieron ampliar la información, enfocándola sobretodo a niños más pequeños, niños que están en plena transición hacia una alimentación sólida, que empiezan a descubrir sabores, texturas… Que, en definitiva, están formando su personalidad a nivel de gustos alimenticios. Así que este es un momento crucial, en el que el niño puede desarrollar hábitos saludables para toda la vida o en el que se pasa “al lado oscuro” y desarrolla el gusto por alimentos procesados, excesivamente  dulces o salados, refrescos, etc. Como algunos padres ya sabréis, una vez el niño está ahí, es muy muy difícil traerlo de vuelta. ¿Cómo va a apreciar el sabor dulce de la fruta cuando ya ha probado dulces extremos como los yogures azucarados y artificialmente saborizados? El paladar se “atrofia” y es incapaz de percibir los sabores naturales para los que realmente está preparado. Quizás algunos sabéis de lo que hablo, si has pasado de una alimentación industrializada a una natural, seguramente te has sorprendido redescubriendo sabores o habrás sentido que algunos “alimentos” que antes tenían el punto justo de dulzor ahora son excesivamente empalagosos…

Así que en nuestras manos está que esos niños tengan más consciencia sobre lo que es una alimentación adecuada, a favor de la salud. Es nuestra responsabilidad como adultos (fijaos que no hablo sólo de los padres) que enseñemos a los niños a comer adecuadamente, que entiendan todo lo que implica la consciencia sobre la alimentación: desde estar saludables, hasta no contribuir a un modelo económico del derroche, desigualdad, dependencia… Porque aunque este no es el momento ni el lugar para abrir debate sobre esto, cada vez que decidimos comprar ecológico o a un pequeño comerciante, estamos contribuyendo a debilitar un poquito más a esos gigantes que lo controlan todo, desde lo que cae en tu plato, hasta las leyes que deciden los gobiernos. Si os interesa este tema, os recomiendo muchísimo esta lectura: Una dulce revolución de Josep Pàmies . No es una lectura densa, es muy amena y apasionante.

Volviendo al taller… Os dejo la info a continuación. Os recuerdo que las plazas son limitadas y que ya tenemos a las mamis del curso anterior apuntadas, así que quedan poquitas plazas libres.

Más detalles:

¿Cuándo?
Sábado 2 de Julio
de 11 a 12:30h

¿Dónde?
En la tienda ecológica Planeta Terra de Castelldefels.
Avd. de la Pineda 100
(Castelldefels)

¿Cómo me inscribo?
Llamando al 936 65 63 31
Escribiendo a planetaterraecobotiga@hotmail.com

Aportación 5€.

Y ahora, te presento el helado más fácil y sano que puedas preparar. Los “nicecreams” campan a sus anchas por internet, así que no te voy a presentar nada nuevo. Aunque sí que he intentado reducir la receta a su esencia más mínima, utilizando sólo 1 ingrediente. 😉

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Las bolitas que lo acompañan son otra cosa… No me malinterpretes, no es nada complicado de preparar, sólo tienes que meter todos los ingredientes en la procesadora de alimentos y ya. Pero sí que son algo que quizás no hayas probado nunca, por su textura, su dulzor natural… Son totalmente kids friendly, es decir, ¡que a los niños les van a gustar mucho! Te recomiendo que se la des a niños que ya estén masticando los alimentos y controlen un poquito el tragar, porque contiene pequeños trocitos de frutos secos, que también empiezan a incorporarse a partir del año de edad.

Antes de pasar al método, quiero hablarte un poco de la lúcuma, un superfood delicioso que también puedes darle a tu hijo. A veces los padres me preguntan si no es peligroso darle a los niños superfoods, la respuesta siempre es “depende”. Depende del niño, del tipo de superfood, de la cantidad que le das… Hay que recordar que los superfoods son alimentos, no medicamentos. Y a veces me sorprendo de que nos preocupemos tanto por los efectos de un alimento que suele ser natural, ecológico… y no nos horroricemos cuando le damos a un niño un helado procesado o un bollo industrial o un bocadillo de mortadela y pan “bimbo”… Sí es cierto que no es para nada necesario darles superfoods a los niños, la comida natural en proporciones correctas es totalemente suficiente para que el niños esté perfectamente sano y con las necesidades nutricionales cubiertas, hablo de verduras y frutas, legumbres, cereales integrales, semillas y frutos secos, algún lácteo de buena calidad si se desea, (aunque no es imprescindible) y también proteína animal esporádicamente de buena calidad. Es verdad que si queremos hacer un dulce especial, podemos tirar de superfoods para darles ese toque festivo. Por ejemplo, la lúcuma tiene un sabor naturalmente dulce que puede sustitutir el azúcar o ayudar a que useos menos endulzantes, aunque sean naturales. Lo mismo ocurre con otros superalimentos como el cacao, la algarroba, el azúcar de coco…

Pero ¿qué me aporta la lúcuma? (y qué le aporta a mi hijo)

La lúcuma es un fruto típico de la zona andina. Se usa para preparar dulces y helados, aunque en otras zonas del mundo como Europa, no se conoce demasiado.

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Entre sus beneficios destacamos el aporte de fibra, de batacarotenos, pero también el ser muy rica en hierro y en vitamina B3. Esta vitamina es imprescindible para muchas funciones del organismo, como la correcta metabolización de la proteína o de la glucosa, ya que la B3 regula la glucemia en sangre. Otro beneficio es su efecto energizante, como podría ser también la maca. Es cardiocirculatoria y vasodilatadora periférica, es decir que mejora la circulación, además de reducir el contenido de grasa en sangre. Como el resto de vitaminas del grupo B, la niacina o vitamina B3 contribuye al correcto funcionamiento del sistema nervioso. Como ves, la B3 es muy importante para el desarrollo del niño en crecimiento, pero no te engañaré, puedes encontrarla en muchos otros alimentos como los cereales integrales (si no lo son no hay prácticamente vitaminas) Entonces, ¿por qué insisto en usar la lúcuma en esta receta? Pues porque otra de sus virtudes… ¡Es que está muy rica! Pero podrías usar otros ingredientes para rebozar las bolitas (tienes ideas en la explicación de la receta).

Ahora sí, ¡vamos a cocinar!

Helado de plátano con delicias de lúcuma

Ingredientes

PARA EL HELADO

  • 2 tazas de plátano congelado, cortado a rodajas.
  • Cacao nibs para decorar

PARA LAS BOLITAS DE LÚCUMA

  • 1 taza de dátiles (Medjool o de los que quieras, ¡pero sin azúcar añadida!)
  • 1/4 de taza de anacardos sin tostar
  • 2 cucharadas de nueces
  • 1/4 de taza de coco rallado
  • 1/2 taza de copos de avena integrales finos
  • 1 pizca de sal
  • agua (si necesario)
  • Lúcuma para decorar

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Preparación
Antes de nada, deshuesa los dátiles y ponlos en remojo en agua caliente. Si vas a usar dátiles de la variedad Medjool sáltate este paso. Remoja también los anacardos.

Ahora vamos a preparar el helado.Te recomiendo que hayas cortado el plátano a rodajas antes de congelarlo, así es más fácil de usar. También te recomiendo que uses plátanos ecológicos, aunque los pelemos, el plátano no ecológico está sometido a muchos productos químicos, de hecho, crecen dentro de una especie de bolsas que son rociadas con químicos para evitar que algunas plagas acaben con ellos. Qué feo suena esto, ¿verdad? Bueno, continuemos con nuestra receta… Si no tienes una procesadora de alimentos muy potente o una batidora tipo Vitamix, saca el plátano unos 10 -15 minutos antes para que la máquina pueda triturar. Separa los trocitos de plátano tanto como puedas, colócalos en la procesadora y tritura con paciencia. Seguramente tendrás que ir llevando el helado hacia las cuchillas con ayuda de una cuchara, porque suele pegarse a las paredes de la procesadora. Si necesitas, puedes incorporar un poquito de agua, hazlo a cucharadas, ya que como te pases, ¡nos quedamos sin helado! Pero si tienes paciencia, seguramente no necesites agua.

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Cuando lo tengas, ponlo en los recipientes donde los quieres servir y mételos en el congelador mientras preparas las bolitas.

Limpia el procesador y añade los dátiles y los anacardos (escurre el agua). De nuevo, ten paciencia porque la pasta se acumulará  en las pareces de la procesadora y tendrás que ayudarla.   Deja que se forme una pasta más o menos homogénea, no pasa nada si no se tritura perfectamente, está bien que la bolita quede con un poquito de textura. Añade las nueces, el coco, la avena y la sal y tritura un poquito más, tú eliges la textura. Si ves que necesitas un poco de agua, añade, de nuevo, agua a cucharadas, ¡no te pases! Ha de quedar una masa manipulable, con la que puedas formar bolas. Para formarlas, mójate un poquito las manos para que no se pegue demasiado la pasta, haz bolitas y rebózalas en lúcuma (prepara un bol con un poquito de lúcuma y pásalas por él) Siempre puedes usar cacao, algarroba, coco… o incluso té verde matcha… Pero con lúcuma quedan riquísimas y son muy nutritivas.

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Puedes guardar las bolitas en un recipiente hermético en la nevera, comerlas como snack saludable o llevarlas a un picnic, ahora que hacer buen tiempo. Son geniales como merienda especial a la salida del cole, aunque ya sabes que siempre te recomiendo fruta fresca en esas ocasiones…

Otra opción es comerlas acompañadas del helado de plátano que tenías esperando en el congelador, de esto iba la receta, no? 😀 Puedes combinarlas como te presento yo en la foto, está absolutamente rico y ¡gusta a todos los públicos!

Si quieres más ideas, nos vemos el sábado 2 de Julio en la Ecobotiga Planeta Terra de Castelldefels.

 

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Cuando no tienes tiempo

Pues eso, cuando no tenemos tiempo nos estresamos, nos ponemos de mal humor, nos agobiamos… Cosas feas y nada saludables. A mi me pasó esto la semana pasada, no tenía ninguna receta lista par a publicar (aunque sí muchas a medias, esperando para editarse, perfeccionarse…) Pero ninguna que pudiera compartir con vosotros en ese momento. Al final, tan agobiada como estaba, me vi a mi misma en una situación absurda: ¿No es Comida que Cura un espacio para potenciar la salud? ¿No estoy harta de escribir lo importante que es, además de comer bien, tomarse las cosas con calma y optimismo? ¿Y no estaba yo superada por una situación ridícula? ¿Qué era lo peor que podía pasar si no tenía una receta lista para este fin de semana? Pues sí, la respuesta es N A D A.

Así que decidí relajarme, y hacer lo que me diera la gana en ese momento. Sorprendentemente, me apeteció poner música, ponerme a bailar y… ¡hacerme un batido! Y así, sin la presión de las obligaciones… nació este pequeño video para vosotros. En realidad ¡mi primera video receta! Y no es que tenga mucho valor en cuanto a contenido en sí, es más para que os distraigáis y disfrutéis. Para que os marquéis un mini-baile ahí donde estéis, en casa, en el metro, en el trabajo, de vacaciones de Semana Santa…

Así que eso, sin más, esta semana os mando esta receta facilita para recordados que «prisa mata, amigo» 😉

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Las salsas que curan

Hay alimentos que nos sanan y otros que nos enferman. También es cierto que hay alimentos que nos suelen curar y que para algunas personas pueden ser causa de algún desarreglo: alergias, intolerancias… También es cierto que no todo vale, por muy saludable que sea un alimento, si lo consumimos en exceso puede perjudicarnos. También una dieta desequilibrada, aunque se base en alimentos que curan, será la causante o potenciadora de algún desarreglo.
Así que ¿Cuál es la dieta perfecta? No puedo contestar a esa pregunta con un listado de alimentos “mágicos”, la dieta perfecta es única para cada uno y también cada uno ha de encontrar su dieta ideal. En líneas generales, hay grupos de alimentos que potencian la salud: fruta, verdura, legumbres, cereales integrales… y grupos de alimentos que nos restan salud: carnes rojas, lácteos, refinados, procesados… Así que intentaremos potenciar la ingesta del primer grupo, esa es una apuesta segura. Luego, dentro de ese grupo, puedes organizarte como quieras: ¿que no te fías de las solanáceas? Está bien, reduce su consumo o elimínalo. ¿Que te has enterado que para la artritis reumatoide mejor evitar el limón? Pues elimínalo de tu dieta durante un tiempo para observar cómo te sientes. Es un juego en el que constantemente estamos cambiando las normas, nada es permanente en la dieta porque nosotros mismos somos seres en constante cambio. Así que lo que ahora sientes que no te funciona puede cambiar de aquí un tiempo. Siempre repito lo mismo: mantén la mente abierta y los sentidos conectados con tu interior.

salsas que curan¿Por qué estas salsas de hoy se llaman las salsas que curan? Pues porque contienen ingredientes que pertenecen al grupo de alimentos que sanan. De entrada, utilizan como base las almendras, que son muy alcalinizantes y contienen mucho calcio y magnesio. Y luego usan otros ingredientes que nos aportan nutrientes que ayudan a mejorar el estado general del cuerpo: sin generar residuos, aportando grasas de buena calidad y con muchas vitaminas y antioxidantes.

De entre todos estos ingredientes, destacaría las maravillosas propiedades del aceite de coco, que es un potente antibiótico que nos aporta grasas saturadas de buena calidad ayudando a disminuir el colesterol malo. También el cilantro, que, además de darle un sabor muy característico a la salsa, tiene propiedades digestivas, carminativas (reduce los gases intestinales) antibacterianas y antibióticas. El pimiento, con niveles muy altos de vitamina C y también vitamina A, es un potente antioxidante, combate los radicales libres, preveniendo el envejecimiento prematuro del cuerpo (por fuera y por dentro).

Te confieso que una de las mejores cosas que tienen estas salsas es que están deliciosas. Redondean tu ensalada convirtiéndolas en un plato completo. También puedes utilizarlas como “dip” saludable, combinadas con verduras crudas.

dip saludable

¿Vamos a la receta?

MAYONESA DE LIMA Y CILANTRO
Ingredientes
1/2 taza de almendras
1/4 taza de aceite de coco
1/4 taza de aceite de oliva
1 ajo tierno (si no tienes puede ser normal)
1/4 de lima con piel + zumo de 1/2 lima
1 manojo de cilantro fresco (más o menos 1/2 taza)
1 c.p. De sal
Preparación
Activa las almendras poniéndolas en remojo durante 8 horas, pasado ese tiempo, lávalas bajo el grifo y empieza la “meditación de las almendras”: pélalas con paciencia, no te lo tomes como una tarea fastidiosa, tómatelo como un ejercicio de presencia, realmente como una meditación.
Una vez las tengas listas, ponlas en la trituradora de vaso junto con todos los ingredientes menos los aceites. Cuando te haya quedado una pasta más o menos fina, ve añadiendo poco a poco los aceites, no importa cuál incorpores primero, es importante que los viertas poco a poco, como cuando haces una mayonesa tradicional, sin dejar de triturar. Voilà! Ya tienes tu mayonesa de lima y cilantro.

de lima y cilantro

SALSA DE PIMIENTO Y ALBAHACA
Ingredientes
1/2 taza de almendras
1/2 pimiento rojo
5 c.s. De aceite de oliva
1/4 taza de aceite de coco
1c.p. Pimentón de la vera
Zumo de 1/2 limón
1 c.p. sal
1 manojo de albahaca fresca (más o menos 1/2 taza)

Preparación
El procedimiento es muy parecido a la mayonesa de lima y cilantro, activa y pela las almendras, tritura todos los ingredientes menos los aceites, que irás incorporando lentamente al final sin dejar de triturar.

pimiento y albahaca

Siempre debes probar y rectificar platos de sal y condimentos. También puedes mejorarlos a tu gusto.
Si tienes artritis reumatoide en fase más bien “rebelde” no te recomiendo que prepares la mayonesa de lima, puedes hacer la de pimiento eliminando el limón y añadiendo un poquito de vinagre de manzana sin pasteurizar, ¡muy poquito!

Por útlimo, una receta “extra”, la de esta ensalada que tienes a continuación y que combina perfectamente con cualquiera de las dos salsas, ¡apunta!

ensalada que cura

Ingredientes
1/4 de col
4 hojas de lechuga romana
1 tomate para ensalada
1/2 manzana
1 c.s. de cañamones
1 c.s. de pasas
1c.p. de alga nori en copos

Preparación
Con la mandolina, “ralla” la col para que te quede en tiras muy finitas. También puedes hacerlo con un cuchillo bien afilado. Trocea la lechuga, el tomate y la manzana.
Añade un poquito de la salsa que prefieras y mezcla bien para que queden integrados todos los ingredientes. Añade ahora las pasas, los cañamones y el alga nori y decora con un poco más de salsa.

¡Disfruta!

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Muesli pim-pam

Comer sano no es sinónimo de complicarse. Las complicaciones están más ligadas a las costumbres que tenemos en la cocina y en el paladar, que al trabajo en sí a la hora de preparar los alimentos.

Muesli pim-pam   Muesli pim-pamPero una vez has hecho ese «click» y has cambiado algunos hábitos, se abren un sinfín de posibilidades en tu cocina. No lo digo para convencerte. Para mi sería fácil ahorrarme estas parrafadas y limitarme simplemente a publicar recetas, pero como el motivo de este blog es compartir mi experiencia y hacer que tu nueva alimentación sea la mejor para tí, pues aquí estoy escribiéndote. Si consigues entender en qué consiste la Dieta que Cura, abrirás una nueva puerta hacia tí mismo, hacia tu creatividad. No existe sólo una fórmula correcta de cocinar o entender la alimentación, no hay métodos más o menos complejos o laboriosos. Todo depende de si entiendes o no las pautas básicas de la línea que sigues.

Muesli pim-pam

Un buen ejemplo de esto es la receta de hoy, el muesli pim-pam. Ni se cocina, ni se crucina ni prácticamente se hace nada, por no complicarse, ni siquiera se mancha mucho.  Si quieres quejarte de algo de esta receta, quéjate de que los ingredientes son raros, pero lo serán sólo si no has hecho ese «click». Si ya estás experimentando con la Dieta que Cura, serán ingredientes familiares y que ya deberías tener por casa, al menos buena parte de ellos.

Este muesli te arreglan un desayuno, una merienda o un ataque de «¡quiero comer ya!». Lo puedes usar como los cereales «tradicionales» echándolos en tu leche vegetal preferida, pero también en bols saludables, yogures veganos o macedonias de frutas, o helados… en realidad no hay reglas. Cómelo como quieras.

Muesli pim-pam

Ingredientes
2 tazas de arroz integral inflado (sin azúcar)
1 taza de trigo sarraceno activado y deshidratado
5 higos secos troceados  (de los que no van rebozados en harina, que esos tienen gluten)
3 c.s. de coco rallado
3 c.s. de coco en escamas
3 c.s. de bayas de goji
7 nueces del brasil cortadas en trozos pequeños (mejor activadas y deshidratadas)
3 c.s. de avellanas crudas o tostadas cortadas en trozos pequeños
1 c.s. de azúcar de coco
1 pizca de sal

Preparación
En un bol pon todos los ingredientes y mezcla bien con las manos. Mete el muesli en botes de cristal herméticos y guárdalos en la nevera.

Ya está. Pim-pam.

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Yogurt hecho por superhéroes

Esta receta es un clásico de la dieta crudivegana. Existen muchas versiones, algunas muy adornadas y extravagantes, pero si aprendes la receta base, luego puedes dar rienda suelta a tu creatividad. A mi me gusta mantenerlo simple, para que recuerde al yogur tradicional.  También lo puedes hacer con almendras, nueces de macadamia, del brasil o con coco. La textura y el sabor cambian, pero el resultado es igualmente delicioso.

Como sugerencia de presentación puedes usar crudi-mermeladas caseras como las que aparecen en esta receta. O también fruta fresca, crudi-granola o muesli pim-pam. En la foto puedes ver la combinación que he hecho yo con mermelada de mango.

yogurt anacardos y mangoLo que hace que la crema de anacardos se convierta en un yogurt es el probiótico. Se encuentra en varios formatos, desde el rejuvelac hasta preparados que puedes comprar en dietéticas o en internet. Sólo fíjate, si decides comprar el polvito preparado, de que no lleva leche en polvo. Yo uso unas cápsulas de probióticos sin gluten que van bastante bien, de hecho, no hace falta que te compliques demasiado, cualquier probiótico sirve si no lleva leche y, si sigues la Dieta que Cura, tampoco gluten.

Bueno, aprovecho este post para profundizar un poco en los probióticos, que son muy importantes si estás tratando alguna patología a través de la alimentación. Si no estás muy familiarizado con ellos, te sugiero que estreches lazos y los conviertas en tus nuevos mejores amigos.
Como dato curioso te diré que los seres humanos tenemos 10 bacterias por cada célula del cuerpo. Eso son muchos bichos y si eres como yo, que salgo corriendo cuando veo una arañita… pues es posible que esta idea no te seduzca demasiado. Bien, a favor de las bacterias te diré que son indispensables para la vida, pero centrándonos más en los probióticos, te sugiero que no los imagines como una arañita, o una ameba viscosa, imagínalos más como unos tipos duros, con éxito, dignos protagonistas de una peli de superhéroes, porque un poco, ese es su trabajo.

yogurt de anacardos

Bien, ahora que ya somos “bacteria friendly” ¿Qué hacen exactamente los superhér… quiero decir…  los probióticos? Pues trabajan sin descanso en tu intestino para que todo esté en orden. Si lees un poco la Fase 2 de la Dieta que Cura, verás que uno de los desencadenantes de las enfermedades modernas (autoinmunes, hipercolesterolemia, diabetes tipo 2, hipertensión…) es la permeabilidad excesiva del intestino delgado. Al no tenerlo en un estado óptimo, muchos agentes nocivos consiguen traspasar la pared del intestino entrando en el torrente sanguíneo y acomulándose en forma de toxinas o atacando de alguna manera a tu organismo. Si esto ocurre, la policía del cuerpo, el sistema inmune, sale a luchar contra los malos. Aunque estos “policías” estén constantemente patrullando por tu cuerpo, hay momentos en los que no pueden llegar a todo. Por otro lado, podríamos hablar de  casos de “policías corruptos” que boicotean el propio sistema provocando las famosas enfermedades autoinmunes como la Artritis Reumatoide. Así que, puestos a elegir, yo prefiero no disparar la alarma del sistema inmune y poder mantener a raya a las bacterias y virus a través del trabajo de los probióticos.

Existen varios tipos de probióticos, algunos están presentes de forma natural en el cuerpo, como los  famosos L. Casei Imunitas, pero cuidado, porque si te acostumbras a tomar un yogur líquido de esos que salen por la tele, es posible que tu cuerpo se vuelva un poco vago y deje de producirlos. En este caso, cuando dejes de tomarlo, puedes pasar un periodo de debilidad hasta que el cuerpo vuelva a coger carrerilla y sintetizar Lactobacillus Casei Imunitas de nuevo. Lo interesante es tomar probióticos de forma regular pero con cabeza, incluir un poquito de yogur vegano de calidad en la dieta, fermentados como el kimchi, chucrut, miso, o quesos veganos de semillas y frutos secos.

Volvamos al rigor científico, hasta ahora hemos aprendido que para que el cuerpo absorva y metabolice los nutrientes adecuadamente  y no deje entrar  agentes nocivos en el organismo, es clave que el intestino goce de una buena salud. Para ello, necesitamos a los probióticos, pero también a los prebióticos, ambos son caras de la misma moneda. Si creías que eran la misma cosa, no te sientas mal, todos hemos pasado por ese punto. Pero ya es momento de crecer. Para no confundirlos, te he hecho un cuadro con las propiedades y funciones básicas de cada uno:

prebioticos y probioticosSi tomamos regularmente alimentos prebióticos, nuestros probióticos serán fuertes y podrán construir una flora intestinal impenetrable para los agentes nocivos. De esta manera, reducimos la permeabilidad del intestino delgado y mejoramos muchas patologías que ya hemos mencionado anteriormente.

Además, fortalecemos nuestros sistema digestivo e inmune. Mejoran síntomas como la astenia y pueden utilizarse como tratamiento contra la bacteria Helicobacter pylori.

Volviendo a la receta de hoy, además de probiótcios utilizamos como ingrediente base los anacardos, cuando preparé el queso que cura, ya te conté todo lo bueno que nos aportan estos frutos secos.

Ya sé que a veces me “enrollo” un poco con la teoría, pero si te interesa tu salud, es necesario conocer un poco la base de la alimentación saludable, sobretodo si quieres utilizarla como tratamiento para curar alguna enfermedad. No es lo mismo comer por simple placer, que comer siendo consciente de la calidad y energía de los productos que estás incorporando a tu sistema.

Ahora sí, vamos allá. Receta del yogurt de anacardos. Además de súper beneficioso, súper delicioso.

Ingredientes
1,5 tazas de anacardos remojados durante 5-8 horas
1/3 taza de agua filtrada
2 cápsulas de probióticos o una c.p. de polvitos probióticos
El zumo de 1/2 limón (Para la Artritis Reumatoide, no usamos este ingrediente)
2 c.s. de agave o concentrado de manzana o melaza de arroz
1/2 de vainilla en polvo o la raspadura de 1 vaina de vainilla
1 pizca de sal
Preparación
Desecha el agua de remojo de los anacardos, tritura (en la batidora tipo Vitamix) todos los ingredientes menos los polvos probióticos hasta obtener una crema fina y suave. Puedes añadir un poco más de agua si es necesario o ajustar el dulzor o la acidez con más o menos endulzante o zumo de limón. Cuando ya hayas encontrado el sabor adecuado, incorpora los probióticos y mezcla con una cuchara. Si usas cápsulas, acuérdate de abrirlas y usar sólo el polvito.

Mete la mezcla en un bote de cristal, cubre con una gasa o trapo de algodón y fíjalo con una goma elástica. Deja reposar a temperatura ambiente por unas 8-10 horas. Pasado ese tiempo, tapa el bote y conserva en la nevera.

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El queso que cura

Al empezar con la Dieta que Cura nunca pensé que mi punto débil iba a ser el queso. La verdad es que no comía demasiados lacteos antes de empezar con la dieta, pero basta que tengas prohibido algo para que lo desees con más intensidad. Además, soy muy golosa y me gusta mucho la pasta y el pan, así que creí que por ahí iba a ir la cosa. Pero después de unos cuantos meses, todavía me cuesta oler a queso fundido o a un queso bien fuerte, y no lamentar el tener que privarme de un trocito. Algunos pensaréis «por un trocito no pasa nada», pero sí que pasa. Ese «trocito» puede ser el desencadenante de muchas otras excepciones que hagan que tu Dieta que Cura se vaya al traste. Es cierto que después de unos meses, tú mismo vas a ver cómo puedes ir introduciendo algunos alimentos de la Fase 3, pero yo no me saltaría ninguno de los puntos de la Fase 2, que J. Seignalet recomienda seguir incluso si estás «sano». Respecto a la lista de la Fase 3, estoy empezando a comer algo de tomate e introducir unas gotitas de limón en la dieta, y parece que todo está bajo control. Creedme que es algo muy grande cuando estás tan limitado con los alimentos. Pero… para eso está nuestra creatividad, para darle la vuelta a las cosas y transformar lo «negativo» en positivo. Te lo voy a demostrar en esta receta: el queso que cura.

No te engañaré, no te esperes un camambert, o un gouda, y mucho menos un cabrales. Pero si echas de menos el saborcito a queso, sabrás apreciarlo.

queso_que_cura

¿Por qué lo he llamado el queso que cura? Pues porque está cargado con muchas cosas buenas para la salud. ¿Hacemos un poco de repaso de los ingredientes?

1- Anacardos: como todos los frutos secos, son muy energéticos, nos aportan ácidos grasos Omega 6 que, utilizados de forma correcta, son antinflamatorios y ayudan en la artritis reumatoide. Destaca el alto contenido en minerales: magnesio, potasio, zinc y, sobretodo, fósforo, que junto al magnesio y el triptófano, ayudan a un correcto funcionamiento del cerebro, mejorando, por ejemplo, la memoria.
Destacamos también su contenido en ácido fólico (vitamina B9), que interviene en muchos procesos metabólcios como la función plástica de las poteínas o la renovación de la hemoglobina.
Son antioxidantes (vitamina E) y favorecen la eliminación de colesterol gracias a los fitoesteroles, que «enganchan» las partículas de colesterol en el intestino evitando su absorción y consecuente paso a la sangre.

2- Miso: para este ingrediente necesitaríamos un post entero, pero voy a intentar sintetizar. Miso en japonés, quiere decir «fuente de sabor» y, realmente es algo bien sabroso. Se obtiene de la fermentación de la soja y de otros cereales que, según su proporción y tiempo de fermentación, dan como resultado diferentes pastas de miso. En relación a la artritis reumatoide y a la salud del sistema digestivo en general, nos interesa destacar  que el miso es un producto fermentado, con probióticos que mejoran la calidad de la flora intestinal. Además, nos sirve también para fermentar nuestro queso vegano.

3- Levadura nutricional: si supiera quién se la inventó, ¡le daría un gran abrazo! La levadura nutricional es deliciosa, tiene un sabor delicado, entre dulce, amargo, salado… no se puede describir, hay que probarla. Algunos la confunden con la levadura de cerveza, pero aunque a simple vista parezcan primas-hermanas, no tienen mucho que ver. Para empezar, la levadura nutricional NO contiene gluten (porque se ha hecho a partir de la melaza de la remolacha) y la levadrua de cerveza sí. Esta última es un residuo de la cerveza, un desecho, y eso tambien se nota en su precio (mucho más barata que la levadura nutricional) y en el sabor que tiene, que es un poco más burdo. A nivel de aplicación culinaria, se pueden usar las dos, pero sutilmente, notarás la diferencia. A nivel nutricional, además del tema del gluten, no hay grandes diferencias, destacamos el aporte de B12, muy importante para los veganos y vegetarianos, ya que no hay demasiadas fuentes de B12 de origen vegetal.
Por último decirte que ambas levaduras, la de cerveza y la nutricional, no están activadas, quiero decir que no van a afectarte si estás tratando problemas tipo candidiasis.

Bueno, después de tanta teoría (he de reconocer que a veces me emociono…) Vamos a compensar con un poquito de práctica: ¡receta!

Ingredientes
2 tazas de anacardos remojados durante unas 5 horas
1/2 vaso de agua
2 c.s. de miso (yo usé Shiro Miso, que es muy suave, pero podrías usar otra variedad)
1 c.s. de aceite de coco derretido
1 c.s. levadura nutricional
Unas gotitas de limón o si tienes artritis reumatoide unas gotitas de vinagre de manzana sin pasteurizar.

Para hacer diferentes quesos con sabores: espinacas, finas hierbas, ajo, pimienta, eneldo, albahaca…

Preparación
En la batidora tipo Vitamix, tritura los anacardos (previamente activados y sin el agua de remojo), el miso y el medio vaso de agua hasta crear una pasta muy suave y ligera, sin grumos.
Vierte la mezcla en un recipiente de cristal y tapa con papel film de manera que el plástico toque la superficie de la pasta, fijándolo bien a los bordes para que no entre aire. Deja reposar a temperatura ambiente por unas 12 horas, no importa que lo alargues un poco. Cuanto más lo dejes, más fuerte el sabor.
Pasado este tiempo, añade el aceite de coco, la levadura nutricional y el limón o vinagre y mezcla de forma manual, no hace falta volver a triturar.
Puedes dividir el queso y añadierle los condimentos que quieras. En la foto yo he dejado un queso al natural y al otro le he puesto espinacas picaditas.

Como es un queso de anacardos, bastante potente a nivel energético, combínalo con vegetales crudos tipo «crudités»: pepino, zanahoria, apio, endivias… lo que se te ocurra.

Se conserva varios días en la nevera.

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Guacamole de remolacha salva-vidas

Cuando quieres comer bien y rico, no te voy a engañar, has de dedicarle muchas horas a tu alimentación. Si tienes suerte y te encanta este mundillo, vas a disfrutar mucho. Pero… no nos engañemos, incluso aunque estés muy motivado, hay días en los que no llegas a todo. Aunque en el blog esté todo my ordenado y perfecto, te confieso que yo también tengo días en los que me pilla el toro, pero como también soy un poco «controladora» con la comida (y, dejando a un lado la broma, cuando la alimentación es tu medicina, has de serlo) pues siempre tengo recursos en el fondo del armario.

guacamole-remolacha

Te dejo una lista de alimentos salva-vidas para tu despensa, no pongo los que deberías tener  frescos en la nevera, porque me extendería mucho. Estos son sólo algunos de los básicos que no pueden faltar:

1. Legumbres en vidrio: lentejas, judías (frijoles) sobretodo azukis, garbanzos… Por supuesto, todo ecológico.

2. Frutos secos, semillas y frutas deshidratadas: anacardos, pipas de girasol, de calabaza, almendras, sésamo, piñones, pistachos, avellanas… Los que más te gusten. Si puede ser, activados y deshidratados. Ten siempre a mano coco rallado, dátiles, pasas, albaricosques, higos… Desecados, sin sulfatos y, en el caso de los higos, cuida que no estén cubiertos de harina blanca.

3. Copos de mijo (o si no te importa que contenga gluten, también puede ser de avena). Los puedes usar en un porridge, tal y como harías con los copos de avena, o usarlos para la base de una tarta crudi-vegana o para hacer pancakes… Ui!¡Cuántas ideas! Cuántas recetas pendientes…

4. Patés: como por ejemplo, la olivada, que está buena con cualquier cosa. Yo compro también un paté de setas shitake de la marca «Els Eco’s de Onyar» que es buenísimo y no tiene ni gluten, ni tofu, ni azúcar.

5. Mantequilla de cacahuete y tahine: un clásico que en un plis-plas te soluciona un desayuno: mezcla un poquito de cualquiera de las dos pastas, añade un endulzante de buena calidad (dátiles, pasas, estevia, azúcar de coco, sirope de agave, melaza…), un poquito de sal, tritura todo con un chorrito de agua o leche vegetal y cómetelo untado en una manzana o en cualquier otra fruta neutra.  También te sirven para hacer recetas saladas, humus o como base de patés.

6. Conservas: aquí quería llegar yo, la receta de hoy va de esto. Como ya he dicho antes, todos estos alimentos han de ser de buena calidad y libres de químicos. Ten a mano alguna conserva de aceitunas, de setas y de remolacha. La remolacha es un salva-vidas porque puedes usarla como sustituto de la salsa de tomate en caso de apuro. Te recuerdo, si no estás «al día» en el blog, que la Fase 3 de la Dieta que Cura tiene como alimento a evitar el tomate. Personalmente, he empezado ausarlo de vez en cuando, de forma muy puntual y parece que tengo la suerte de no ser intolerante a ese alimento, pero no quiero pasarme ni apresurarme. Si acabas de empezar con la dieta no lo comas todavía, dale tiempo al cuerpo para limpiarse. Y no te preocupes, porque la receta de hoy va de cómo sustituir el sabor del tomate, y el siguiente post que voy a preparar, también irá por ahí.

Volviendo a la remolacha en conserva. Nutricionalmente no es lo ideal, lo mejor  de todo es que te comas la remolacha fresca, ya sea en un licuado o en una enslada o sopa de verano. Pero hoy estamos con los salva-vidas, no? Pues relájate, eso también es importante, que un día puedas olvidarte de la comida o cena, hacer cualquier otra cosa que te apetezca y llegar a casa sin estrés y montarte una receta con ingredientes salva-vidas. Además, te cuento una cosa, las conservas de remolacha, suelen llevar vinagre y, si quieres hacer una salsa de tomate sin tomate (tranqui, que pronto habrá receta aclaratoria) pues siempre queda mejor esa versión un poco más avinagrada que la versión fresca.

¿Qué vamos a preparar hoy? Algo fácil, bueno y un poco distinto: un guacamole con un giro inesperado, para darle chispa a tus comidas, sobretodo si no eres muy creativo (todavía) y te has quedado atrapado en el bucle del humus y el guacamole. Para la receta de hoy, he usado una remolacha en vinagre y el sabor de fondo recordaba a una salsita de tomate. Un ingrediente imprescindible para darle ese toque es la pasta de umeboshi. Si quieres saber por qué es tan buena la umeboshi, tengo una amiga con un blog muy interesante sobre comida macrobiótica que lo explica mucho mejor que yo. Sólo tienes que seguir el link.

¿Vamos con el guacamole?

INGREDIENTES

1 aguacate grande y maduro
3 c. s.* de remolacha en conserva (rallada o cortada a laminitas)
1 c. p.* de pasta de umeboshi
1 cucharada de postre de vinagre de umeboshi
1 cucharada de postre de vinagre de manzana sin pasteurizar
1/4 cucharada de postre de estevia en polvo (sin refinar, ha de ser de color verde amarronado)
Cilantro picado al gusto
1 pizca de pimienta recién molida
Semillas de cáñamo para decorar

*cucharada sopera
*cucharada de postre

Antes de empezar, prueba tu remolacha. Si es muy avinagrada, lávala un poquito con agua en un colador debajo del grifo. Escurre bien. En un procesador de alimentos, tritura todos los ingredientes menos las semillas de cáñamo. Prueba y rectifica de sabor, si lo notas poco salado, añade un poquito más de vinagre de umeboshi. Si te has pasado y está muy intenso, tendrás que añadir más aguacate.
Decora con las semillas de cáñamo. Cómelo con bastoncitos de zanahoria, pepino, calabacín, brócoli… o con crackers o cualquier pan de buena calidad si estás comiendo gluten.

¡Ya está!¡Te liberaste de la rueda kármica del humus de garbanzos y el guacamole mexicano! Ya no tienes excusa la próxima vez que te inviten a un pícnic =)

Artritis Reumatoide, desayuno, Recetas dulces, Recetas para la artritis, snack, Zumos y batidos

Mi batido verde preferido

Bueno, no te creas que soy muy fiel a mis gustos respecto a los batidos… Debería haber titulado el post «mi batido verde preferido de este mes» o » de ahora mismo», pero me parecía demasiado largo y complicado. Justo al contrario que este batido ¡Es tan fácil y rápido! Y está muy muy bueno. si aun eres reacio a los batidos verdes, no te lo pienses, saben mejor de lo que lucen, te sorprenderán.

batido_verde_perfecto¿Zumo o batido?
La pregunta estrella. Mi respuesta es esta: si tienes una licuadora cold pressed, zumo. Si no, batido. Eso desde el punto de vista del aprovechamiento de los nutrientes. Las licuadoras normalitas se calientan en exceso y acaban con las vitaminas y muchas otras propiedades de la fruta, así que te da prácticamente igual tomarte el zumo o no. La batidora también hace lo mismo, pero un poco menos. Lo ideal es que no la pongas a la potencia máxima y que tritures sólo el tiempo justo.

La diferencia entre el zumo y el batido no es que este último lleve leche y nata montada, ¡nooooo! La diferencia es que el zumo no lleva fibra, porque la hemos separado del jugo al licuarla. El batido conserva su fibra, por eso la textura es más densa. Bien, pues desde el punto de vista energético y nutritivo, también existen  diferencias entre los dos. El zumo es más «limpio» y más «rápido», quiero decir que al no llevar fibra lo digerimos muy fácilmente, no crea muchos residuos y la glucosa que ingerimos con él entra rápidamente en el torrente sanguíneo dándonos un buen chute de energía. También es una energía un poquito más explosiva que no se sostiene demasiado, el cuerpo necesitará nuevas reservas pasado un rato. En cuanto al batido, la digestión es un poquito más lenta, la fibra hace que la glucosa se absorba más lentamente y nos proporciona una energía más sostenida en el tiempo, también ayuda en el tránsito intestinal. Cualquiera de las dos opciones es perfectamente saludable.  También es una cuestión de gustos y de circunstancias.

Bueno, ¡vamos con el batido preferido! Antes, por si aun no lo tienes claro, te recuerdo que intentes utilizar verduras y frutas ecológicas. No queremos batido de pesticidas, herbicidas y otros venenos.

Ingredientes

1 pepino
1 buen puñado de espinacas frescas
2 ramas de apio con sus hojas
1 puñadito de menta fresca
1 taza de zumo de manzana / piña /pera (puedes sustituirlo por la fruta y añadir más agua)
1 chorrito de agua o preferiblemente rejuvelac
Superfoods: 1 cucharadita de maca, 1 cucharadita de chlorella o hierba de trigo

Preparación

En una batidora tipo Vitamix tritura todos los ingredientes, primero pon el líquido, luego los ingredientes más duros y luego las hojas y los superfoods. Si te sale demasiado batido y no lo vas a consumir en un buen rato, es mejor que lo congeles en vez de dejarlo en la nevera, así conservarás mejor sus propiedades.

batido_verde_delicioso

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Parmesano vegano de avellanas

Cuando empiezas a «crucinar» te das cuenta de la inmensidad de recetas que usan anacardos: prácticamente todos los quesos veganos, muchos pasteles, patés, salsas, rebozados… No tengo nada en contra de los anacardos, de hecho, me encantan, pero empezaba a aburrirme de utilizarlos para todo.

Tengo una receta básica que es un comodín en mi cocina: el parmesano vegano (con base de anacardos, ¡claro está!), se lo echo a todo: crudi-pasta, sopas, ensaladas y, más de una vez, no he podido evitar comerme unas cuantas cucharadas directamente del bote. ¡Es que está tan bueno! Al ser una receta versátil, rápida y que da muy buenos resultados, es de las más populares en internet, así que quizás ya la conozcas y no esperes nada nuevo de este post… ¡Alto! ¡Sigue leyendo! Lo que vas a encontrar en esta entrada es mi receta secreta de parmesano vegano. Puedes hacerla con base de anacardos, es muy rica. Pero hoy cambio el ingrediente estrella por avellanas crudas. La textura y el fondo final es distinto, te queda un saborcito a fruto seco muy, muy bueno, yo diría que la avellana tiene más personalidad que el anacardo, es más profunda e intensa.

Cuando estaba preparando el parmesano y lo he probado, he pensado: «esta receta va directa al blog». La levadura nutricional le da ese sabor que recuerda al queso, y el pimentón de la Vera (importante que sea de la Vera) le da un toque ahumado que para mi es la clave, ese es mi truco, ahora ya, mi «secreto a voces».

Sólo necesitas 2 minutos. No es una manera de hablar. ¡Cronométrate! Triturar y disfrutar.

parmesano_vegano_avellanas

Ingredientes
3/4  taza de avellanas crudas con piel
2 cucharadas de levadura nutricional
1/2 cucharadita de chilli en copos
1/2 cucharadita de pimentón de la Vera
1/2 cucharadita de sal

Preparación
En un procesador de cocina, tritura primero las avellanas hasta que se rompan en trozos muy pequeñitos, añade el resto de ingredientes y acaba de triturar hasta que se cree un polvo grumoso. Si necesitas, rectifica de sal, pimentón o levadura nutricional. Si sientes que está muy salado, añade más avellanas.
Conserva en un bote de cristal cerrado en la nevera. Aguanta bastante, ¡aunque seguro que no puedes resistirte!