Artritis Reumatoide, Dieta que Cura, nutrición, Recetas para la artritis

¡Locos por el remojo!

¿Remojar es lo mismo que activar?  ¿Por qué remojar? ¿Qué se debe remojar? ¿Cuánto tiempo necesito? ¿Y qué es eso de la germinación? Qué lío, ¿verdad? Yo también me hice estas preguntas y seguramente, muchas otras… Pero con un poquito de entrenamiento es fácil tenerlo todo claro.

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Vamos pregunta a pregunta:

¿Remojar es lo mismo que activar?
Básicamente sí, pero, a veces, si no estás muy metido en el raw food o empiezas justo ahora, te puede sonar a chino eso de activar. En realidad, si remojas estás activando, estás haciendo que la vida que hay dentro de los granos, frutos secos y semillas despierte.

¿Por qué remojar?
La naturaleza es sabia. ¿Te has parado a pensar por qué algunas semillas, legumbres, etc. no empiezan a mutar para convertirse en plantas en tu despensa? Pues porque esos granos están dotados de una enzima que inhibe su crecimiento hasta que haya un medio adecuado (agua, tierra, luz del sol…) para convertirse en un brote. Si comemos estos granos sin activarlos, esos inhibidores enzimáticos intervienen en la digestión, haciendo que nuestras propias enzimas digestivas se vean bloqueadas: no podremos digerir correctamente ni absorber nutrientes muy preciados para nuestra salud.
Además, el remojo le da más poder vital a la semilla/grano, piensa que es una planta en potencia, con toda la fuerza de la vida dentro de ella.

¿Qué se debe remojar?

Semillas: calabaza, girasol, sésamo, … También deben activarse las semillas de lino y de chía, pero es este caso, se usará sólo la cantidad que se vaya a necesitar en el momento, ya que a causa de los mucílagos, dejan el agua con una textura gelatinosa y no se pueden secar/deshidratar.
Legumbres: judías (rojas, blancas, azukis…), garbanzos, guisantes, soja, etc. Y todas las legumbres que se te ocurran.
Cerelaes: arroz, quinoa, trigo sarraceno, cebada, centeno, mijo, amaranto, canihua…
Frutos secos: almendras, nueces,…

Hay frutos secos que no tienen inhibidores enzimáticos, como las avellanas, los pistachos, las macadamias, los piñones o las nueces del brasil. Los anacardos que compramos no son crudos, ya que se someten a un proceso de calor para separar su cáscara, que es muy tóxica. En cualquiera de estos casos, podemos remojar para conseguir una textura más crujiente o más cremosidad si se van a triturar.

¿Cuánto tiempo necesito?

Depende de lo que tengas que activar. Te dejo una lista orientativa de lo que más vamos a usar en la Dieta que Cura:

Frutos secos:
almendras 8-12 horas, nueces: 4-6 horas.
Semillas: de girasol 2 horas, de calabaza 8 horas, de sésamo 5 horas
Cereales: quinoa 2-4 horas, trigo sarraceno 6-8 horas, arroz integral 10-12 horas.
legumbres: son las que más tiempo necesitan, unas 8-12 horas. Aunque las lentejas, necesitarán menos, con unas 6-8 horas es suficiente.

¿Y qué es eso de la germinación?

Germinar es dar un paso más. Los germinados son pura vida, por un lado, son muy digestivos ya que nos hemos liberado de los inhibidores enzimáticos y hemos roto la cáscara (fibra) del grano, y por otro lado, son altamente nutritivos: nos aportan una gran cantidad de aminoácidos y vitaminas (A,C, E, K y del grupo B), calcio, potasio, hierro y clorofila, que es básica si tienes una enfermedad autoinmune. La clorofila activa el metabolismo celular, mejora el sistema inmune, participa en la capacidad regeneradora de las células, depura la sangre y equilibra la relación ácido-base en el organismo. Te recomiendo que consumas de forma habitual hierba de trigo, chlorella y espirulina, así como hojas bien verdes. En la receta que te voy a enseñar hoy, no hay mucha clorofila, ya que paramos el proceso de germinación nada más empezar, pero puedes germinar muchas otras cosas. Venden semillas para germinar en muchos sitios orgánicos, te enseño unas de daikon que germiné hace poco:

germinados de daikon

Volvamos a la receta. ¡Vamos a activar y germinar!

Te pongo el ejemplo del trigo sarraceno, pero siguiendo la tabla de tiempo de remojo, puedes activar lo que quieras. En este caso, voy a enseñarte todo el proceso: activación, germinación y deshidratación.

Ingredientes y utensilios
1/2 kilo de trigo sarraceno
Agua
Alga kombu (para romper las fibras del cereal y remineralizar)
1 bote grande de cristal
Germinador (si no tienes, lee este post para fabricarte uno)

Preparación

Lava muy bien el trigo sarraceno y ponlo en remojo con el alga kombu por 6-8 horas. Pasado ese tiempo, desecha el agua (será un poquito viscosa, es normal), lava de nuevo el trigo sarraceno. Ahora toca ponerlo a germinar. El trigo sarraceno brota muy pronto, y queremos parar el proceso justo cuando empieza, así que pasadas unas 24 horas verás que le sale un rabito muy pequeñito, de apenas un milímetro, como ves en la foto.

trigo_sarraceno_germinado

Ahora toca secar los granos germinados. Si tienes deshidratadora, pon el trigo sarraceno a sacarse durante unas 8-12 horas a unos 42º-47º. Si pasado ese tiempo no está completamente seco, muévelo un poquito y déjalo un tiempo más, tiene que estar bien seco para poder almacenarlo sin que se pudra.

Si no tienes deshidratadora, puedes secarlo con el horno, pero ten mucho cuidado de no pasarte con la temperatura, ya que toda la vida que hemos generado activando y germinando puede destruirse con el calor. Pon el horno al mínimo y, si tu horno lo tiene, activa el aire, si no, deja la puerta entre abierta. En este caso, necesitarás menos tiempo, pero depende mucho de tu horno, así que te recomiendo que estés atento.

Puedes guardar el trigo sarraceno en un bote hermético por bastante tiempo. Lo puedes consumir tal cual, usándolo en granolas y mueslis, ya que es bien crujiente. También puedes usarlo para cocinar, sólo tienes que hidratarlo previamente por una par de horas.

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Crudi-porridge de quinoa y frutos rojos

Cuando empecé con la Dieta que Cura tuve que cambiar de arriba a abajo mi rutina en lo que se refiere a alimentación. Por no hablar de las peripecias que tengo que hacer en los eventos sociales, para comer sano sin dar mucho la nota…

Uno de los retos fueron los desayunos del fin de semana. Normalmente, entre semana, desayuno un batido verde y después alguna pieza de fruta o algún snack saludable para llevar, porque no suelo estar en casa. Pero el fin de semana me gusta dedicarle tiempo al desayuno, hacerlo un poco festivo, ya que es uno de mis momentos preferidos de la semana =)

La receta de hoy es, en realidad, un básico. Cuando la aprendas, vas a poder idear muchas otras a partir de ella, es muy fácil, sólo tienes que aprender la técnica y dejar que la creatividad haga el resto. Bien, pues aun no he presentado la receta como se merece: hoy tenemos un porridge crudo de quinoa y furtos rojos. Aunque todo lo que publico en el blog es sin gluten, sin lácteos y sin azúcar, por si andas un poco despistado, te digo que este porridge también cumple estas condiciones. Además, la quinoa es un alimento muy interesante, te dejo el link a la wikipedia para que leas un poquito, pero si te da pereza, sólo destaco esto:

«La quinua posee un excepcional equilibrio de proteínas, grasas y carbohidratos (fundamentalmente almidón). Entre los aminoácidos presentes en sus proteínas destacan la lisina (importante para el desarrollo del cerebro) y la arginina e histidina, básicos para el desarrollo humano durante la infancia. Igualmente es rica en metionina y cistina, en minerales como hierro, calcio y fósforo y vitaminas, mientras que es pobre en grasas, complementando de este modo a otros cereales y/o legumbres como las vainitas

crudi_porridge_quinoa

Volviendo a la receta de hoy, si no estás muy familiarizado con la comida raw, es normal que no te cuadre nada, ¿porridge crudo? ¿de quinoa?. Tranquilo, hoy también vas a aprender un básico del raw food: activar, germinar, deshidratar. La única condición es que tengas una deshidratadora, pero si no la tienes, puedes hacer este porridge usando sólo la cantiad de quinoa que vayas a meter en tu desayuno. Aunque mejor vamos  paso a paso…

Ingredientes
1/2 taza de quinoa
1 taza de frutos rojos (frescos o congelados)
6 cucharadas soperas de agave o miel
1 pizca de sal
1 chorrito de agua (si no tienes RA, puedes usar limón en vez de agua)
1 pizca de sal del Himalaya
1 rodaja de kiwi y unas nibs de cacao para decorar.

Preparación
Empezamos con la quinoa. Si la tienes ya activada, germinada y deshidratada, ponla en remojo un par de horas.
Si no, has de empezar a preparar la receta con un par de días de antelación: lava bien la quinoa y déjala en remojo con un poquito de alga kombu unas 8 horas, después de eso, escurre el agua y germina la quinoa, si no sabes cómo hacerlo, en esta receta te explico cómo germinar lentejas para hacer rejuvelac, el proceso de germinado es el mismo. Cuando a la quinoa le salga un rabito de unos 2 mm  de largo ¡ya está lista! (puede tardar unas 24h)
Ahora empezamos a preparar el desayuno.
En un procesador de alimentos, tritura los frutos rojos con 3 cucharadas de agave o miel, una pizca de sal y un chorrito de agua. Si no tienes Artritis Reumatoide, puedes usar un chorrito de limón. Ha de quedar una crema homogénea. Reserva la mezcla, lava el procesador y tritura ahora la quinoa con el resto del agave o miel, una pizca de sal y un chorrito de agua. Aquí también nos quedará una crema homogénea y suave. Si pruebas las dos mezclas y quieres rectificar de dulce, hazlo ahora.
Monta tu porridge, pon una base de la crema de frutos rojos, a continuación rellena con la crema de quinoa y acaba con una última capa de frutos rojos. Decora con el kiwi y los cacao nibs. ¡Ya está!

La parte trabajosa es la de la quinoa, por eso, te recomiendo que, si tienes deshidratadora, actives, germines y deshidrates una buena cantidad y la guardes en un bote hermético. Así no hace falta que te preocupes de planear tu desayuno con días de antelación. =)

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Kimchi, la salud en conserva

El Kimchi es originario de Corea y, además de estar delicioso, es un producto redondo: nutritivo, depurativo, probiótico ¡y fácil de preparar!
En mi humilde opinión, debería considerarse un «superfood». Tiene tal concentración de nutrientes importantes para nuestra salud, que deberíamos consumir un poquito de kimchi cada día.

Entre sus muchas virtudes, destacamos:

1. Pre y probiótico:
la fibra proveniente de las verduras prepara el intestino para que los probióticos lo limpien de «bichitos» peligrosos y aumenten la cantidad de los que nos protegen. Tu flora intestinal estará bien frondosa y tu intestino será menos permeable, de esta manera, no sólo absorberemos mejor todos los nutrientes, sino que fortaleceremos nuestro sistema inmune. Por eso, te recomiendo el Kimchi si tienes  Artritis Reumatoide u otra autoinmune.

2. Nutritivo:
al no cocinar las verduras, los nutrientes de sus ingredientes quedan intactos. Nos aporta calcio, hierro y vitaminas como la C, la E, la A, la B1 y la B2.

3. Depurativo:
el kimchi es muy bajo en calorías, pero además te ayuda a eliminar toxinas del cuerpo, como el «colesterol malo». Además es muy antioxidante y también se dice que es anti-tumoral.

4. Digestivo:
aunque las verduras estén crudas, en realidad están «predigeridas» gracias al proceso de los probióticos. Tomar un poquito de kimchi antes de comer facilita el proceso digestivo y nos pone un poquito más contentos! =)

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Vamos a prepararlo! Ten en cuenta que el kimchi es muy, muy versátil, puedes poner prácticamente todas las verduras que encuentres en tu nevera. Por ejemplo: pimiento, escarola, pepino, calabacín, calabaza, ajo, chirivía, perejil …

Ingredientes y utensilios
1/2 col redonda o col china
3 zanahorias grandes
1 colinabo
1 remolacha
1 nabo daikon
1 trocito de jengibre
1 manzana
1 cebolla (fresca o seca)
1 rama de apio con sus hojas
1 bote de cristal de un par de litros de capacidad o varios botes más pequeños.

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Ingredientes para el aliño
Te recomiendo que lo pruebes y ajustes los ingredientes. El sabor tiene que ser intenso pero «soportable». Si no tienes AR puedes añadir también zumo de limón.

1/2 vaso de vinagre de manzana sin pasteurizar
1/4 vaso de sirope de agave o miel
1 cucharada sopera de cúrcuma
1/2 cucharada sopera de curry picante
1/2 cucharada sopera de chili en copos
1/2 cucharada sopera de comino
2 cápsulas de probióticos lactobacillus (si no tienes, no pasa nada)

ingredientes_aliño

Preparación
Lava y corta la col bien pequeñita, como tienes en la foto. También corta pequeño el apio.

col_cortada

Ralla el resto de ingredientes. Yo lo hice con un robot de cocina que tiene varias cuchillas: para rallar, hacer lonchas finas, etc. Utilicé el accesorio que ralla más grueso. Pero si no tienes, puedes hacerlo a mano. Todo tiene que quedar muy pequeñito. Ah! y no vale triturarlo con la cuchilla normal, porque te quedará una textura muy rara…

ingredientes_cortados

Para hacer el aliño, mezcla todos los ingredientes en un bote de cristal. Recuerda que hay que abrir las cápsulas y echar el polvito, no las pongas enteras! Agita bien el bote y, si necesitas, añade un poco de agua.

alino_kimchi

Mezcla todas la verduras cortadas en un bol, para que se repartan bien. Reserva.bol_kimchi

Esteriliza el bote de cristal llenándolo con agua hirviendo

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Desecha el agua y mete las verduritas, apretando bien. Añade ahora el aliño y acaba de rellenar el bote con agua hasta arriba. bote_kimchiGuarda el bote en un armario de la cocina o en algún lugar oscuro y con temperatura cálida y estable. Después de unos 3-4 días ¡el kimchi está listo! Guárdalo en la nevera.

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Rejuvelac ¡Rejuvenece tu flora intestinal!

El rejuvelac es un básico indispensable en tu cocina. No pienses que es sólo para los que tenemos RA u otra autoinmune. ¡El rejuvelac es para todos!

También lo llamamos agua enzimática, porqué las enzimas de los granos germinados con que se prepara pasan al agua. Al ser una sustancia fermentada, funciona como probiótico. Básicamente te sirve para tener una flora intestinal sana, esto es importante para que puedas absorber  adecuadamente los nutrientes de los alimentos, para evitar la putrefacción intestina (y con ellas las toxinas) y para que tu sistema inmune se fortalezca. Además, está cargado de Vitamina E, que es antioxidante y, en zumos y batidos verdes, ayuda a mantener mejor las propiedades de las verduras y frutas.

rejuvelac

Normalmente, el rejuvelac se hace con trigo entero, pero lo puedes hacer con muchas cosas más. Seignalet en su lista de alimentos que afectan a la artritis reumatoide prohibe el trigo, es cierto que para los celíacos el rejuvelac de trigo sería apto, como lo es la hierba de trigo, ya que el gluten está en el grano, pero si tenemos la oportunidad de hacerlo con otro ingrediente, no nos vamos a arriesgar. Realmente Seignalet no especifica si el problema del trigo está en el gluten o en el grano en sí, por un lado nos dice que no consumamos gluten y luego incorpora el trigo en la lista de alimentos que afectan a la RA. Volviendo al rejuvelac, el que yo te propongo está hecho con lentejas germinadas, pero puedes hacerlo, por ejemplo, con quinoa.

¡Ahí va la receta!

Ingredientes y utensilios
1/2 vaso de lentejas secas
1 tira de alga kombu de unos 4 centímetros
1 bote de cristal tipo «mermelada»
1 bote de cristal de unos 4 litros de capacidad
1 gasa
1 tela de algodón natural o una gasa grande
Gomas elásticas

Preparación
Primero, remoja las lentejas en agua con alga kombu durante 8-10 horas.

remojo_kombu_algaPasado ese tiempo, escurre el agua, vamos a hacer que nuestras lentejas broten. Este paso te sirve para germinar cualquier legumbre o cereal y comértelo luego. Si tienes un germinador, utilízalo. Si no tienes ¡vamos a fabricar uno! Necesitas un bote, una gasa y una gomita elástica. Metemos las lentejas húmedas en el bote y lo cubrimos con la gasa que habremos sujetado con la goma. Coloca el bote boca abajo sobre un bol, tal y como ves en la imagen. De vez en cuando, cada 4-5 horas, moja un poquito las lentejas (yo uso un pulverizador) y muévelas un poco, como agitando una cocktelera. Mejor si las cubres con un trapo, resguardándolas de la luz, germinarán antes. Más o menos, necesitas un par de días para que a las lentejas les salga un rabito de unos 2-3 centímetros.

germinaos_brotesAhora, coge el bote de cristal grande y llénalo de agua hirviendo para esterilizarlo. Desecha el agua, añade los brotes de lentejas, llena el bote con agua filtrada y cúbrelo con el paño de algodón que ajustarás con una goma elástica. Guarda el bote en un lugar oscuro y con temperatura estable, más bien calentito. Yo lo meto en un armario de la cocina. rejuvelac_1

Pasadas 48 horas el líquido se habrá vuelto un poco turbio y olerá un poco mal. No está malo, al contrario, ¡eso quiere decir que te ha salido muy bien! ¡Ya tienes tu rejuvelac!

No hace falta que uses mucha cantidad, puedes añadir el rejuvelac a tus batidos, zumos, sopas… Por descontado, evita calentarlo, ya que matarías los probióticos, los bichitos que trabajarán sin descanso en nuestro intestino.

Ah! Puedes hacer una segunda tanda de rejuvelac añadiendo de nuevo agua filtrada a las lentejas germinadas. Después de esta, deséchalas y vuelve a empezar desde el principio.

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Mi batido verde preferido

Bueno, no te creas que soy muy fiel a mis gustos respecto a los batidos… Debería haber titulado el post «mi batido verde preferido de este mes» o » de ahora mismo», pero me parecía demasiado largo y complicado. Justo al contrario que este batido ¡Es tan fácil y rápido! Y está muy muy bueno. si aun eres reacio a los batidos verdes, no te lo pienses, saben mejor de lo que lucen, te sorprenderán.

batido_verde_perfecto¿Zumo o batido?
La pregunta estrella. Mi respuesta es esta: si tienes una licuadora cold pressed, zumo. Si no, batido. Eso desde el punto de vista del aprovechamiento de los nutrientes. Las licuadoras normalitas se calientan en exceso y acaban con las vitaminas y muchas otras propiedades de la fruta, así que te da prácticamente igual tomarte el zumo o no. La batidora también hace lo mismo, pero un poco menos. Lo ideal es que no la pongas a la potencia máxima y que tritures sólo el tiempo justo.

La diferencia entre el zumo y el batido no es que este último lleve leche y nata montada, ¡nooooo! La diferencia es que el zumo no lleva fibra, porque la hemos separado del jugo al licuarla. El batido conserva su fibra, por eso la textura es más densa. Bien, pues desde el punto de vista energético y nutritivo, también existen  diferencias entre los dos. El zumo es más «limpio» y más «rápido», quiero decir que al no llevar fibra lo digerimos muy fácilmente, no crea muchos residuos y la glucosa que ingerimos con él entra rápidamente en el torrente sanguíneo dándonos un buen chute de energía. También es una energía un poquito más explosiva que no se sostiene demasiado, el cuerpo necesitará nuevas reservas pasado un rato. En cuanto al batido, la digestión es un poquito más lenta, la fibra hace que la glucosa se absorba más lentamente y nos proporciona una energía más sostenida en el tiempo, también ayuda en el tránsito intestinal. Cualquiera de las dos opciones es perfectamente saludable.  También es una cuestión de gustos y de circunstancias.

Bueno, ¡vamos con el batido preferido! Antes, por si aun no lo tienes claro, te recuerdo que intentes utilizar verduras y frutas ecológicas. No queremos batido de pesticidas, herbicidas y otros venenos.

Ingredientes

1 pepino
1 buen puñado de espinacas frescas
2 ramas de apio con sus hojas
1 puñadito de menta fresca
1 taza de zumo de manzana / piña /pera (puedes sustituirlo por la fruta y añadir más agua)
1 chorrito de agua o preferiblemente rejuvelac
Superfoods: 1 cucharadita de maca, 1 cucharadita de chlorella o hierba de trigo

Preparación

En una batidora tipo Vitamix tritura todos los ingredientes, primero pon el líquido, luego los ingredientes más duros y luego las hojas y los superfoods. Si te sale demasiado batido y no lo vas a consumir en un buen rato, es mejor que lo congeles en vez de dejarlo en la nevera, así conservarás mejor sus propiedades.

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Condimento Omega 3-6

Hoy te traigo un truco para incorporar más Omega 3 y 6 a tu vida. Y si aun no tienes claro si las necesitas o no, quizás esto te ayude a decidir. Cuando hagas esta receta, prepara una buena cantidad y conserva el frasco en la nevera. Usa este condimento en ensaladas, sopas, espaguetis crudos y, en realidad, en donde tú quieras!

Cuando queremos tratar cualquier patología crónica inflamatoria con alimentación, los ácidos Omega han de estar en el top 5 de tu dieta. A veces es difícil incorporarlos al día a día, y cuando lo conseguimos, corremos el riesgo de no estar aprovechándolos, ya que  son muy sensibles y se pierden con facilidad. Por ejemplo, el salmón ahumado que compras en el supermercado no tiene nada de Omega 3 (y sí de muchas otras cosas que no son buenas para el organismo). Si consumes pescado azul cómelo estilo japonés o muy poco cocinado. Lo mismo pasa con los aceites, el de lino es muy rico en Omega 3, pero las semillas de lino o linaza se ponen rancias en seguida. Tanto si compras aceite como la semilla en sí, consérvalos en la nevera y, en el caso del aceite, en una botella de cristal opaco que no deje pasar la luz. Todo esto es un poco rollo al principio, pero te acostumbrarás muy rápido, ya verás.

condimento_omega_3_6Bien, vamos a empezar!

Ingredientes básicos
1 cucharada sopera de semillas de lino marrón
1 cucharada sopera de semillas de lino dorado
1 cucharada sopera de semillas de cáñamo
1 cucharada sopera de semillas de chía
1 cucharada sopera de semillas de sésamo (activado y deshidratado)
1 cucharada sopera de semillas de girasol (activadas y deshidratadas)
1 cucharada sopera de semillas de calabaza (activadas y deshidratadas)

Ingredientes para crear condimentos diferentes
Añade hierbas aromáticas secas: orégano, albahaca, hierbas provenzales, eneldo…
Añade levadura nutricional
Añade pimentón de la vera
Añade sal y pimienta
Añade lo que se te ocurra (sé creativo!)

Herramientas
Un suribachi o surikogi ¿Que qué es esto del suribachi? Pues es esta maravilla que tienes en la foto. Es un mortero japonés que usa mucho en la cocina macrobiótica para preparar gomasio. Lo interesante es que tiene unas ranuritas que ayudan a que las semillas se rompan y queden bien trituradas, bien finitas. Si no lo hiciéramos así y preparásemos el condimento con las semillas enteras, no aprovecharíamos tanto sus propiedades. Al ser muy fibrosas, es posible que no las podamos digerir del todo y las expulsaríamos a través de las heces sin haber aprovechado todo lo que nos pueden dar. Sin embargo, esta cualidad de la fibra indigerible de las semillas es muy útil si quieres tratar el estreñimiento.

suribachiPreparación

En el suribachi añade poco a poco las semillas. Aunque en las fotos están mezcladas, te recomiendo que no lo hagas, es más fácil y más rápido. Pon poca cantidad cada vez y ten paciencia. El proceso de triturar las semillas es laborioso pero, a la vez, es algo muy bonito, tómate ese tiempo para practicar la conciencia plena, lo que también se llama mindfulness.  Cuando lo tengas todo bien triturado, mézclalo en un bote de crisal y reserva en la nevera.

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suribachiEs importante que no hagas trampa, usa el suribachi, no tritures las semillas con un aparato eléctrico, eso haría que el omega 3 se perdiera y, con él, las propiedades antiinflamatorias de tu condimento.

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Los AGE y los Omega

En la Fase 3 de la Dieta que Cura, dedicamos un apartado a los alimentos antiinflamatorios y, aunque hay muchos, los AGE (Ácidos Grasos Esenciales) juegan un papel importante en la inflamación / desinflamación del cuerpo. Te recomiendo que los incorpores en tu dieta cotidiana, tómatelo como un tratamiento, plantéate ingerir una cantidad diaria de grasas Omega tal y como si fueran un medicamento, recuerda las palabra de Hipócrates, «que el alimento sea tu medicina y la medicina tu alimento».

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Bien vamos al tema, hemos de empezar situándonos un poco, así que toca un poquito de teoría, pero vas a ver que parece más complejo de lo que en realidad es. Es importante que la entinedas para poder ajustar luego tu dieta diaria.

Los ácidos grasos esenciales (AGE), son grasas (o lípidos) que debemos ingerir a través de la dieta ya que nuestro cuerpo no es capaz de sintetizarlas. Son necesarias para funciones vitales del organismo y en la artritis reumatoide, ayudan a controlar la inflamación. Dentro de los AGE, nos interesan los ácidos Omega, sobretodo los Omega 3, pero en eso ya profundizaremos un poco más adelante. Ahora mismo, vamos a centrarnos en las Prostaglandinas (PG), aunque tienen un nombre un poco extraño, en seguida las vas a incorporar a tu diccionario nutricional habitual. Yo soy muy fan de las porstaglandinas, seguro que cuando las conozcas tu también te unirás al club. Pero ¿qué son? Pues las prostaglandinas (PG) son unas sustancias similares a las hormonas que regulan la inflamación del cuerpo. A modo de resumen: las prostaglandinas provienen de los ácidos grados esenciales Omega 3 y Omega 6 y se clasifican en tres grupos:

PG1: se obtienen a partir de los ácidos Omega 6 que contienen algunos alimentos como las semillas de girasol, de calabaza, la soja, los frutos secos y el sésamo. A partir de ellos, el cuerpo crea las prostaglandinas del grupo 1 (PG1), que regula el espesor de la sangre y es antiinflamatorio.

PG2: También se obtienen del omega 6, pero de una fuente de origen animal: carne roja, visceras, huevos, leche. En este caso, el cuerpo no ha de metabolizar los omega 6 para producir PG2, sino que obtiene directamente ácido araquidónico, que a su vez, produce leucotrienos y tromboxanos, que son los responsables de muchos procesos inflamatorios.

La conclusión hasta este punto, es que, los Omega 6, dependiendo de su fuente y de la proporción de su ingesta, pueden ser beneficiosos o perjudiciales para la RA, ya que pueden inflamar o desinflamar el cuerpo. Pero esto es un poco más complejo, cuando conozcamos el tercer grupo de prostaglandinas, lo entenderemos mejor.

PG3: provienen de los ácidos Omega 3. Pueden ser de origen vegetal (semillas de lino, de chía,  de calabaza, de cáñamo, las nueces y algunas algas) o de origen animal (aceite de pescado y pescado azul). Existen hasta 6 tipos de ácidos grasos omega 3, los más conocidos  son los ALA, los EPA y los DHA. Los ALA son los que obtenemos de fuentes vegetales, pero una vez los ingerimos, el cuerpo los transforma en DHA. También podemos obtener directamente DHA del aceite y del pescado azul, sin que el cuerpo tenga que sintetizarlo y en este caso, también obtenemos Omega 3 EPA. Los DHA y los EPA cumplen funciones distintas en el cuerpo, ya veremos cuál nos interesa más para la RA.

La metabolización y conversión de los ALA en DHA es muy compleja y depende de varios factores, por lo que aprovechamos aproximadamente un 5% del ALA que ingerimos, así que recomendaría ingerir directamente los EPA y los DHA de los aceites de pescado y algunas algas (sobretodo las de color marrón y rojizo). Los omega 3 son antiinflamatorios y son los que tenemos que consumir en mayor abundancia. Entiendo que al principio puede parecer un lío tremendo, pero son conceptos muy claros, lo único que ocurre es que hay una terminología un poco extraña. Básicamente entiende que has de aumentar el consumo de AGE (ácidos grasos esenciales), sobretodo los Omega 3 que provienen del pescado azul de buena calidad.

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La sinergía de los Omega 3 y de los Omega 6

Tenemos claro que los Omega 3 son antiinflamatorios, por lo tanto, beneficioso para la RA, y que los Omega 6 son más ambiguos, pueden generar prostaglandinas del grupo 1 (antiinflamatorias) o del grupo 2 (proinflamatorias). Sin embargo, los Omega 6 son imprescindibles en la química del cuerpo para gozar de una buena salud, así que no hay que eliminarlos. La clave está en el equilibrio entre la ingesta de ácidos Omega 3 y Omega 6, la proporción debería ser 3:1 respectivamente. Si no se mantiene ese equilibrio, la producción de ácido araquidónico (PG2) aumentará y con él la inflamación. Un alimento perfectamente equilibrado en esta proporción son las semillas de cáñamo, continen 3 partes de Omega 3 y una de Omega 6.

Analicemos un poco mejor las prostaglandinas del grupo 1 y 2.  Para mantener la inflamación a raya, deberíamos eliminar de raíz las fuentes de ácido araquidónico: los lácteos y la carne. Si haces esto y sigues un poquito la primera fase de la Dieta que Cura, te aseguro que vas a sentir un cambio muy grande en tu salud. Pero volviendo a las prostaglandinas, respecto a los alimentos del grupo 1, debemos potenciarlos pero con moderación, incluso, si se está en una fase muy inflamatoria de la enfermedad, aconsejaría suprimir frutos secos y semillas durante un tiempo prudencial, introduciéndolos en pequeñas dosis cuando la inflamación haya disminuido.

La dosis recomendada de Omega 3 en una persona adulta y «sana» es de 220mg. La mayoría de personas no llegan ni por asomo a esta cantidad. La cosa cambia cuando hablamos de enfermedades inflamatorias crónicas. La posología oscila entre los 5 y 10 gramos diarios. Estos niveles no se pueden alcanzar simplemente con la alimentación o, al menos, lo veo muy difícil. Para tratar la RA, creo que es necesaria una etapa de suplementación extra de Omega 3. Te recomiendo que uses complementación nutricional de origen natural y, a poder ser, que hayan limpiado el aceite de metilmercurio y otros metales pesados, hay muchos laboratorios que trabajan así, pero la mayoría de veces, si no preguntamos al comprarlos, nos ofrecen suplementos creados en laboratorio de forma química. En el caso de patologías inflamatorias crónicas, busca un Omega 3 muy rico en aceite EPA, ese es el que ayuda en la RA.

Un truco que he aprendido en Dietoterapia es preparar un condimento muy rico en Omega 3 y Omega 6, equilibrado, rico y versátil. Yo lo preparo en «cantidades industriales» y me dura bastantes días. Lo tomo a diario en mis ensaladas, sopas o crudi-pasta.

Ah! por último decirte que los Omega 3 son muy sensibles, se estropean con el calor, con la luz y muchas semillas se ponen rancias en seguida. Almacénalas en la nevera y mantén los aceites en botellas con cristales opacos, no las calientes o hazlo lo menos posible (por ejemplo, evita moler las semillas de lino en un molinillo eléctrico, porque las oxida).

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Parmesano vegano de avellanas

Cuando empiezas a «crucinar» te das cuenta de la inmensidad de recetas que usan anacardos: prácticamente todos los quesos veganos, muchos pasteles, patés, salsas, rebozados… No tengo nada en contra de los anacardos, de hecho, me encantan, pero empezaba a aburrirme de utilizarlos para todo.

Tengo una receta básica que es un comodín en mi cocina: el parmesano vegano (con base de anacardos, ¡claro está!), se lo echo a todo: crudi-pasta, sopas, ensaladas y, más de una vez, no he podido evitar comerme unas cuantas cucharadas directamente del bote. ¡Es que está tan bueno! Al ser una receta versátil, rápida y que da muy buenos resultados, es de las más populares en internet, así que quizás ya la conozcas y no esperes nada nuevo de este post… ¡Alto! ¡Sigue leyendo! Lo que vas a encontrar en esta entrada es mi receta secreta de parmesano vegano. Puedes hacerla con base de anacardos, es muy rica. Pero hoy cambio el ingrediente estrella por avellanas crudas. La textura y el fondo final es distinto, te queda un saborcito a fruto seco muy, muy bueno, yo diría que la avellana tiene más personalidad que el anacardo, es más profunda e intensa.

Cuando estaba preparando el parmesano y lo he probado, he pensado: «esta receta va directa al blog». La levadura nutricional le da ese sabor que recuerda al queso, y el pimentón de la Vera (importante que sea de la Vera) le da un toque ahumado que para mi es la clave, ese es mi truco, ahora ya, mi «secreto a voces».

Sólo necesitas 2 minutos. No es una manera de hablar. ¡Cronométrate! Triturar y disfrutar.

parmesano_vegano_avellanas

Ingredientes
3/4  taza de avellanas crudas con piel
2 cucharadas de levadura nutricional
1/2 cucharadita de chilli en copos
1/2 cucharadita de pimentón de la Vera
1/2 cucharadita de sal

Preparación
En un procesador de cocina, tritura primero las avellanas hasta que se rompan en trozos muy pequeñitos, añade el resto de ingredientes y acaba de triturar hasta que se cree un polvo grumoso. Si necesitas, rectifica de sal, pimentón o levadura nutricional. Si sientes que está muy salado, añade más avellanas.
Conserva en un bote de cristal cerrado en la nevera. Aguanta bastante, ¡aunque seguro que no puedes resistirte!

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¡El cuerpo me pide pasta! Crudi- espaguetis con salsa cremosa «thai»

Cuando empiezas a comer crudo es inevitable echar de menos algunos platos. Sabores, texturas, temperaturas, … Combinaciones que están muy arraigadas a nosotros, incluso por tradición, porque evocan alguna emoción o nos transportan a algún momento especial. En mi caso, si hay algo que me encanta es la pasta. Me gusta tanto que, a menudo, cuando me apetece un buen plato de espaguetis, cierro los ojos y «viajo en el tiempo» hasta aterrizar en uno de esos momentos en los que en casa de mi yaya había macarrones a la boloñesa. Sí, has leído bien: bo-lo-ñe-sa, con carne y salsita de tomate casera. Ella me llamaba a la mesa y yo ya sabía que había macarrones para comer, por el aroma que había en toda la casa. Como he dicho antes, a veces un recuerdo tiene más poder que la realidad, ya que ahora mismo no me apetece nada comer macarrones a la boloñesa, ni siquiera los de mi abuela, pero el «viaje en el tiempo»  no tiene precio.

Volviendo al presente… al empezar con la Dieta que Cura y, sobretodo, al «crudificarla», pensé que algún día me podía dar un «ataque de pasta», uno de esos momentos críticos en los que no te importa nada, sólo quieres conseguir tu objetivo: carbohidratos. Y los quieres a cualquier precio, sin pensar en el gluten, la leucocitosis o la artritis reumatoide. Así que, para curarme en salud, me compré pasta de arroz (certificada orgánica y sin gluten), para tenerla en el «botiquín de primeros auxilios» de mi despensa. Y, estoy muy orgullosa de escribir que, después de 4 meses, tengo el paquete de pasta sin estrenar. ¿Por qué? Porque siempre que se me antoja pasta, me espiralizo unas hortalizas, me hago una buena crudi-salsa, un buen queso parmesano vegano y disfruto infinitamente. No he tenido que renunciar a mis deseos o acallar esa voz interior que me pide carbohidratos, la crudi-pasta es satisfactoria 100%.

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Y la receta de hoy es la ganadora (al menos de momento). Cremosa y «al dente», saciante y ligera a la vez, aunque no tanto como una ensaladita… Como ya he dicho, es un plato de pasta, con el peso y la importancia de un plato principal para comer al mediodía, ya que es calórico y te va a aportar mucha energía. Yo la he hecho para compartir con alguien que no es crudívoro (ni vegano) y me ha felicitado. Yuhuuu!

Bueno, aquí te la dejo. Fácil y sin mucha previsión.

Ingredientes para la pasta (Para  2 personas)
1 chirivia
2 zanahorias gruesas
2 calabacines

Ingredientes para la salsa
1 aguacate
1 ajo tierno (o salvaje)
1/4 taza de leche de coco
2 cucharadas de agua de coco joven
1/2 taza de pulpa de coco joven
Un buen puñado de cilantro
1/2 c.p. curry picante en polvo
1 pizca de sal

Condimentos
Parmesano crudivegano de avellana

Preparación

Primero espiraliza la chirivia, las zanahorias y los calabacines y deja los fideos en un colador sobre un bol con un poquito de sal, mezcla bien. Déjalos así mientras preparas la salsa.
En un procesador de cocina o una batidora coloca el aguacate, la leche de coco, el agua de coco joven, el ajo salvaje, la sal, el curry y el cilantro. Tritura hasta que quede una salsa ligera, sin grumos.
Corta la pulpa de coco joven en cuadraditos pequeños, pero que se perciban al comer.
Monta el plato: sirve los espaguetis con la salsa por encima y añade los trocitos de coco. Condimenta con el parmesano de avellana y disfruta de este plato de pasta que nada tiene que envidiar a los tradicionales.

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