Cambio consciente, Dieta que Cura, Eventos, platos principales, sanos tradiconales, sin culpa, sin gluten, sin lácteos, vegano

Hamburguesa completa healthy style

Esta es probablemente la hamburguesa más saludable que hayas podido comer. Eso sí, igual de rica y  reconfortante y sin grasas trans, sufirmiento animal ni procesados o refinados.

Hamburguesa vegana completa

Forma parte del recetario del taller de Fast Food saludable que impartiré el próximo viernes 3 de Febrero en la Ecobotiga Planeta Terra de Castelldefels. Si quieres venir y disfrutar de recetas deliciosas, saludables y rápidas ¡Quedan las últimas plazas! Puedes inscribirte aquí.

Antes de empezar y por si se te había pasado por la cabeza… Te comento que es mucho mejor que prepares las hamburguesas tú misma. Las hamburguesas comerciales (aunque sean veganas, ecológicas, etc.) son productos ya preparados que no tienen tanta calidad como las que puedas prepararte tú mismo en casa. Además, el acostumbrarnos a comprar alimentos ya preparados encarece bastante la cesta de la compra. Comer ecológico y saludable no es nada caro si entiendes que tu despensa tiene que estar formada por ingredientes de verdad como legumbres, verduras, cereales integrales… No hace falta tener productos elitistas o de lujo.  Si te ayuda, te dejo el link a un listado de la compra básico  que puede ayudarte a planificar mejor tus compras.

En los ingredientes de la propia receta tienes el link a la hamburguesa de remolacha, pero también te dejo por aquí el enlace a las hamburguesas veganas fáciles por si quieres sustituirlas. Cocina tu propia comida siempre que sea posible, sólo un poco de previsión y organización te dará resultados mucho mejores a nivel de sabor y salud.

Hamburguesa completa
Vegana, sin gluten ni harinas

Ingredientes
(para 1 hamburguesa)

  • Para el pan: 2 champiñones portobello “gigantes”  de unos 8 cm de diámetro aprox. o de una medida similar.
  • 1 hamburguesa vegana de remolacha
  • 1 cebolla pequeña
  • 1 rodaja de tomate fresco
  • 1 hoja de lechuga de cualquier tipo
  • 1 puñadito de germinados
  • Una cucharada sopera de guacamole casero o de “el queso que cura
  • Salsas al gusto (opcional):un poquito de ketchup ecológico sin azúcar añadido o de mostaza eco.
  • 1 patata grande o dos medianas
  • Especias: sal, pimienta, pimentón ahumado, romero.
  • Aceite de oliva o de coco

 

Preparación

Enciende el horno a 180º.
Lava , pela y corta las patatas en gajos (puedes mantener la piel si las patatas son ecológicas, sólo tienes que rasparlas un poquito con un cepillo de coco). Mételas en un bol y añade: un poquito de sal, pimienta, romero, 1 cucharadita de aceite de oliva de primera presión en frío y 1/2 cucharadita de pimentón ahumado. Con las manos, mezcla hasta repartir bien las especias por las patatas. Colócalas sobre un papel de horno sin que se amontonen demasiado y mételas al horno por unos 25 minutos. Dependiendo de la potencia de tu horno, es posible que tengas que tapar la bandeja con un papel encerado (de horno) de esa manera conseguirás que se cocinen vien por dentro sin que se quemen por fuera. Despues de unos 15 minutos puedes destaparlas hasta que se doren bien.
Mientras las patatas están en el horno, limpia los champiñones quitándoles el pie, vamos a usar sólo el sombrero de los portobello a modo de bollito de pan, puedes guardar los pies para otra receta. Cuando falten 10 minutos para que las patatas estén listas (más o menos cuando tengas que destaparlas) introduce los champiñones en el horno en un lado de la bandeja de patatas.
Pela y corta la cebolla a medias lunas finitas. En una sartén pon un poco de aceite de oliva o coco y añade la cebolla con una pizca de sal, cocina a fuego medio-bajo para que quede blandita, removiendo a menudo.
Corta también la rodaja de tomate y limpia la lechuga y ten preparados los germinados (yo he usado de alfalfa)
Para el guacamole simplemente tienes que aplastar medio aguacate con una cucharadita de aceite, medio limón exprimido y sal y pimienta al gusto. Si prefieres preparar un guacamole especial, aquí te dejo la receta del guacamole de remolacha salvavidas. También puedes sustituir el guacamole por el queso que cura .

En la misma sartén donde has hecho la cebolla, puedes cocinar tu hamburguesa a tu gusto, dejando que quede tostadita por fuera y suave por dentro. Una vez la tengas lista, montamos nuestra healthy hamburguesa completa:

  1. Utiliza lo champis como panes, extiende un poco de guacamole o queso en la cara interna de los dos portobello
  2. Coloca la hamburguesa
  3. Coloca la rodaja de tomate
  4. Coloca los germinados
  5. Coloca las hojas de lechuga
  6. Opcional: añadir un poco de ketchup o mostaza.
  7. Tapa con el otro champi

¡Sirve con las patatas y disfruta!

Variaciones y sustituciones 

  • Puedes hacer otra versión de la hamburguesa completa sustituyendo los portobello por dos hojas de lechuga o de col grandes. En este caso se usan crudas a modo de pan.
  • Puedes sustituir las patatas por boniato o chirivía, quedan igual de ricas.
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Otra Navidad es posible: canelones veganos gluten free

canelones_saludables_veganosLlega la Navidad y con ella… los excesos. A veces tengo la sensación de que nos tomamos las fiestas como una carrera de obstáculos y que las comilonas son una muestra del exceso que representa esta manera «moderna» de tomarnos las fiestas. ¿Qué placer encontramos en comer sin parar? La mayoría de veces no «atiborramos» de alimentos que no solemos comer normalmente y que nos saturan física y mentalmente. No quiero decir que tengamos hacer una campaña contra la Navidad, sino que deberíamos revisar la manera en que encaramos estas fechas. De hecho, podemos simplemente cambiar pequeñas cosas que sentimos que no nos hacen estar bien, por otros hábitos que nos aporten salud física, bienestar emocional y claridad mental. Quizás he ido un poco lejos con esta última frase, pero realmente los alimentos que consumimos tienen un efecto más allá del cuerpo. De la misma manera, un estado interno determinado puede despertar la apetencia por cierto tipo de alimentos. En los talleres sobre alimentación emocional desarrollo un poco más este tema, pero, para no alargarme, sólo te cuento que te traigo una receta tradicional navideña en su versión vegana, gluten free y la mar de saludable: Canelones saludables para  esta Navidad.

En Cataluña el día 26 de Diciembre suelen comerse los tradicionales canelones, hechos con carne, bechamel, queso y pasta. Estos canelones que te presento hoy no tienen ninguno de los ingredientes anteriores y, aun así, durante las  pruebas que he hecho para crear esta receta, he conquistado a los comensales más exigentes (incluso carnívoros). Estos son mucho más ligeros, no llevan harina de ningún tipo ni grasas saturadas, son ricos en proteínas y tienen un saborcito a queso parmesano delicioso.

Te animo a que la pruebes esta Navidad ¡Seguro que serán un éxito rotundo en tu mesa!

CANELONES VEGANOS DE TEMPEH. CON BECHAMEL DE COLIFLOR Y PARMESANO VEGANO

Ingredientes

Para la «pasta» de los canelones

  • 2 calabacines grandes

Para la bechamel

  • 1 coliflor pequeña
  • 2 dientes de ajos
  • 1 cebolla
  • 1/2 cucharadita de pimienta recién molida
  • 1/2 cucharadita de nuez moscada recién molida
  • Sal al gusto
  • Aceite de oliva o coco para saltear

Para el relleno

  • 1 paquete de tempeh (si sigues la Fase 3 de la Dieta que Cura, usa tempeh de garbanzo)
  • 1 cebolla grande
  • 3 dientes de ajo
  • 4 cucharadas soperas de judías tipo azuki o lentejas (ya hervidas)
  • 1 cucharada de tahine (pasta de sésamo)
  • 2 cucharadas de tamari o salsa de soja
  • 1 cucharadita de pimienta recién molida
  • 1 cucharadita de ajo en polvo
  • Sal al gusto (la salsa de soja ya es salada, así que no te pases)

Preparación

Para la pasta de los canelones: Lava los calabacines y con ayuda de un pelador de patatas o una mandolina haz tiras muy finitas a lo largo hasta que empieces a encontrar el corazón del calabacín, lo notarás por las semillas. Repite el proceso dando la vuelta al calabacín. Puedes desechar las primeras capas, que serán las de la piel. La idea es acabar con un “carpaccio” de calabacín. Ve poniendo las tiras en un colador con un poquito de sal para que vayan soltando el agua. Después trocea los restos del calabacín que te han sobrado, tanto el corazón, como las tiras que se han roto, porque las usaremos para el relleno de los canelones.

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Para la bechamel: Lava y trocea la coliflor, usa también el tronco. Hiérvela durante 10 minutos, normalmente no queremos cocinar las crucíferas más de tres minutos, aquí te explico por qué, pero esta vez lo que queremos es sustituir la bechamel tradicional, así que “sacrificaremos” ese criterio para hacer un plato festivo.
Una vez haya hervido la coliflor, llena una taza con el agua del hervido y desecha el resto.
En una sartén saltea el ajo y la cebolla picados en un poco de aceite de coco y sal. En el vaso de la batidora añade la coliflor, la cebolla y el ajo ya cocinados, la pimienta, la nuez moscada y la taza de agua del hervido. Tritura hasta que se forme una crema sedosa similar a la bechamel. Prueba y ajusta de sal, rectifica si es necesario la consistencia de tu bechamel añadiendo más o menos agua, piensa que durante el tiempo que esté en el horno, la bechamel se volverá un poco más densa, así que mejor que quede un poco más clara ahora.

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Para el relleno: pica la cebolla y el ajo y saltéalos en una sartén con un poco de aceite de coco u oliva y una pizca de sal para que la cebolla “sude”. Ralla el bloque de tempeh con la parte gruesa del rallador y añádelo a la cebolla pasados unos 3-4 minutos. Cuando la mezcla empiece a dorarse, añade las judías o las lentejas que previamente habrás «pisado» un poco con un tenedor y también la cucharada de tahine, el ajo en polvo, la pimienta y las dos cucharadas de salsa de soja. Remueve bien y cocina por unos dos minutos. Añade entonces los restos de calabacín, remueve de nuevo y cocina a fuego medio con la sartén tapada, para que el relleno suelte el agua. Cuando veas que todo está integrado y doradito, añade 3 cucharadas soperas de la bechamel de coliflor para que el relleno quede un poco más pastoso.

Para el parmesano: sigue esta receta sustituyendo las avellanas por anacardos.

Antes de continuar, enciende el horno a 150º.

Llega el momento de enrollar tus canelones, hazlo en la misma fuente donde los vayas a hornear. Coge tiras de calabacín y poniéndolas una al lado de otra, un poco superpuestas, crea una forma cuadrada. Pon un poco de relleno y con cuidado enrolla el canelón.

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Cuando los tengas todos en tu bandeja, añade la bechamel de coliflor y espolvorea con el parmesano. Hornea unos 20 minutos vigilando que no se doren demasiado.

¡Ya están listos! Disfruta de tus canelones saludables y de las fiestas.

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Tortilla de patata vegana baja en grasa

vegan_spanish_omeletteEsta es una receta que compartí en el taller de tupper saludable de principios de Octubre. No tiene ningún secreto y el ingrediente más extraño que vas a encontrar es la harina de garbanzo, así que puedes hacerla fácilmente y sorprender a los más exigentes y tradicionales en cuanto a tortilla de patatas se refiere.

La magia de esta tortilla no es sólo que sea vegana, sino también que estamos evitando la cantidad de aceite (normalmente refinadísimo y de mala calidad)  que se usa al freír la patata de la receta original. Es muy importante incluir grasas en la dieta, pero siempre de buena calidad y de fuentes adecuadas, pero ¿Cuáles son esas grasas?

Fuentes de grasa de buena calidad

  • Frutos secos y semillas (y sus derivados): harinas (coco rallado) y pastas tipo tahine, crema de almendras o avellanas. Frutos secos más típicos: almendra, anacardo, avellana, nueces, nueces de macadam, cocos de brasil, también el cacahuete (aunque es una legumbre). Semillas como el sésamo, el lino, la chía, las semillas de calabaza o de girasol…
  • Aceites de buena calidad: de oliva, de coco, de girasol, sésamo, cáñamo, lino, aguacate,… Lo importante es que todos estos aceites sean de primera presión en frío. Los aceites de semillas son menos termoestables que los de oliva y coco, es decir, se oxidan y degradan  a menor temperatura, por eso te aconsejo que no cocines con ellos. Esa costumbre de freír en aceite de girasol es bastante desaconsejable, lo ideal es usar el aceite de girasol (siempre de primera presión en frío) para ensaladas o cualquier receta que no necesite demasiada temperatura.
  • Aguacate y coco: muy ricos en grasas de buena calidad, pero no hay que abusar demasiado.
  • Productos animales: evitaremos la grasa proveniente de la carne roja y carnes de mala calidad como los embutidos. Destacaremos los lípidos que vienen del pescado azul (omega 3) y de la yema del huevo.

Después de este mini repaso, supongo que habrás adivinado que el poco aceite que vamos a usar en nuestra tortilla será aceite de oliva o de coco. =)

Es ideal para los niños, para llevar de picnic, de tupper, para una fiesta con amigos o simplemente para darte un capricho. Además, es Fase 3 friendly, perfecta si estás siguiendo la Dieta que cura.

Espero que la disfrutes!

Tortilla de patata vegana y al horno

INGREDIENTES

  • 4-5 patatas
  • 1 cebolla
  • 1 taza de harina de garbanzo
  • Aproximadamente una taza de agua filtrada
  • 1 cucharada de postre de ajo en polvo
  • 1/4 de perejil fresco picado
  • 1/2 cucharada de postre de cúrcuma en polvo
  • 1 cucharada de postre de sal marina sin refinar (o al gusto)
  • 2 cucharadas sopera de aceite de oliva virgen extra o aceite de coco

PREPARACIÓN

Enciende el horno a 180º y con ayuda de una mandolina corta las patatas en láminas finas de unos 3-5 mm de grosor. Aprovecha para cortar la cebolla también a láminas.

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En una bandeja de horno protegida con papel encerado coloca las láminas de patata sin amontonarlas demasiado. Añade un poco de sal y aproximadamente una cucharada de aceite de oliva y mete la bandeja en el horno bajando la temperatura a 160º durante unos 20 minutos. ¡Vigila que no se queme! Si tu horno es muy potente, reduce un poco la temperatura e incluso tapa las patatas con otro papel encerado para que puedan cocerse sin tostarse.

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Mientras, en un bol añade la harina de garbanzo, la cúrcuma y el ajo en polvo y mezcla bien, añade el agua y con ayuda de la batidora de mano mezcla bien para que no se formen grumos. La consistencia tiene que ser un poco más espesa que la del huevo batido, ¡sólo un poco!  Si ves que pasados unos minutos la mezcla se espesa, corrige añadiendo un poquito de agua.

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Pasados 20 minutos, retira la bandeja del horno y añade las láminas de cebolla sobre las patatas. Vuelve a meter la bandeja y hornea por 20 minutos más sin tapar (baja un poco la temperatura del horno si es necesario para que no se tueste mucho) Cuando esté listo, añade las patatas y la cebolla a la mezcla de harina de garbanzo, tal y como harías con una tortilla con huevo, añade también el perejil picado y corrige de sal si es necesario.

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Calienta una cucharada de aceite de coco u oliva en una sartén y añade la mezcla. Al principio remeuve un poco para que se vaya cocinando la harina de garbanzo, ha de cocerse bien para que el sabor cambie. Luego deja que se cocine por un lado y gira la tortilla con  ayuda de un plato, deja que se dore por el otro lado y ¡voilà! tortilla deliciosa, vegana, baja en grasa, rica en hidratos de carbono  de buena calidad y en proteínas de alto valor biológico.

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Dos recetas depurativas facilísimas

¡Hola! ¿Cómo va el detox post-navideño? ¿Ya se nos han olvidado esos turrones de más y esas verduras de menos? Lanzarse a hacer un detox, es una tarea que, más allá de empezar, tiene su dificultad a la hora de sostenerse en el tiempo. Por eso estoy aquí, para daros un empujoncito y recordaros que ¡El detox sólo tiene cosas buenas! Así que ¡Ánimo! Que lo estáis haciendo genial y… si no e el caso… ¡No pasa nada! ¡A reengancharse! Una buena manera de volver a entrar en la onda detox es preparando estas recetas que os traigo hoy, son facilísimas y muy depurativas y, además, las podéis hacer en 10 minutos. Recordad también que no hay que ser un radical de la alimentación, los extremos no pueden sostenerse en el tiempo, por eso te recomiendo un detox suavecito, tranquilo, … para disfrutarlo.

¿De qué van las recetas de hoy? Pues la cosas va de coles, concretamente, de coles de Bruselas. Mis preferidas de mayor, mis vegetales más odiados de niña… Es curioso como vamos evolucionando… Si no te gustan demasiado, dales una oportunidad con la receta de coles de bruselas con hijiki y pasas, el toque dulce hace más tolerable el ligero sabor amargo. Si, como a mi, te encantan, puedes empezar por la receta picante, un placer experimentar el sabor sin disfrazar de estas crucíferas.

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Para no alargarme demasiado, te cuento que las coles son unas grandes aliadas de las enfermedades estomacales, si bien pueden provocar flatulencias a nivel intestinal (también hay trucos para evitarlas), el zumo de col cruda ayuda a cicatrizar y sanar úlceras estomacales. Por eso, y porque además son antioxidantes y contienen mucha fibra, son preventivas del cáncer, sobretodo del de estómago. A nivel nutricional nos aportan básicamente vitaminas y minerales. Destaco rápidamente el aporte de ácido fólico (B9) tan importante durante el embarazo, pero también para todo el mundo, ya que interviene en la activación de la B12, la vitamina más polémica, sobretodo si eres vegano. A nivel de minerales, las coles de Bruselas son ricas en potasio, ayudando a eliminar líquidos, así que por eso y por su ínfimo contenido en calorías son perfectas para personas con sobrepeso. Pero no nos olvidemos que la acumulación  de líquidos  en articulaciones también es un síntoma en enfermedades reumáticas, así que las coles favorecerán el drenaje articular mejorando la inflamación y sintomatología de patologías como la Artritis Reumatoide.

¿Te animas a incorporar las coles a tu detox?

COLES DE BRUSELAS Y BROCOLI SPICY STYLE 

Ingredientes

  • Unos 4-5 ramitos de brócoli
  • Unas 6 coles de bruselas
  • 3 c.s. de aceite de coco (o aceite de oliva de primera presión en frío)
  • 1/2 c.p. de chili en copos
  • 1/4  de c. p. de pimentón de la vera (opcional)
  • 1 pizca de estevia en polvo (la hoja pulverizada, de color oscuro. El polvo blanco suele ser químico) o un poquito de endulzante natural (panela, agave, abedul…)

PREPARACIÓN

Lava las coles y el brócoli y cocínalos al vapor durante 4 minutos de reloj. Te recomiendo cocinar los vegetales lo más enteros posibles (para minimizar la pérdida de vitaminas) y cortarlo una vez cocidos. En esta receta, las coles se parten por la mitad, pero puedes también dejarlas enteras.

En un bote  de cristal con tapa mezcla el aceite de coco (derretido previamente) con el chilli, el pimentón y la estevia. Si te falta, añade un poquito de sal. Tapa y agita enérgicamente. Añade la mezcla a las coles y el brócoli y disfruta.

Fácil, ¿verdad?

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COLES DE BRUSELAS CON ALGA HIJIKI Y PASAS

Ingredientes

  • Unas 10-12 coles de bruselas
  • 1 cebolla morada
  • 1 c.s. de aceite de coco (o aceite de oliva de primera presión en frío)
  • 1 c.s. de pasas
  • 1 c. s. de alga hijiki (medida en seco, sin hidratar)
  • 1 c.p. de tamari o una pizca de sal marina / Himalaya

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PREPARACIÓN

Hidrata el alga hijiki (también llamada hiziki) en un bol con agua durante 15- 20 minutos. Escurre y reserva.

Lava las coles de bruselas y hazlas al vapor durante 3 minutos de reloj. En esta receta las mantenemos enteras.

Corta la cebolla a lunas y en una sartén rehógalas con el aceite de coco u oliva hasta que queden blandas, añade la cucharadita de tamari (o sal) y las pasas y sigue cocinando removiendo constantemente hasta que se caramelice un poco la cebolla.

Añade ahora el alga, puedes cortarlas un poco con las tijeras si ves que han quedado tiras muy largas. Cocina por un par de minutos y añade las coles. Baja el fuego, tapa la sartén y deja que se cocine todo por unos 3 minutos más para que las coles se ablanden un poco y se integren los sabores. Remueve de nuevo y comprueba que todo está a tu gusto. Rectifica si es necesario. ¡Disfruta!

 

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Pautas para un detox post navideño fácil y una ensalada simplemente deliciosa

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Año nuevo, vida nueva. Es un tópico que se repite cada primero de Enero, desde los clásicos como apuntarse al gimnasio, ponerse a dieta, dejar de fumar… Hasta cualquier otro deseo secreto que nos proponemos cumplir a cualquier precio aprovechando el cambio de año. La mayoría de veces, los buenos propósito, se quedan precisamente en eso, propósitos que no llegamos a cumplir más de unos cuantos días. El secreto del fracaso es muy simple: los extremos no funcionan, el sufrimietno no puede sostenerse en el tiempo (es incompatible con la naturaleza humana) y también que el ser humano busca el placer de forma innata. Por eso, si tu propósito es comer de forma más saludable en este 2016, te propongo que te pongas en marcha haciendo, primero, un cambio de actitud. Aunque parece muy simple y muy obvio, es necesario tener presentes estas pequeñas premisas que te ayudarán a hacer cambios sostenibles en el tiempo. A partir de ahí hay algo imprescindible que explica muy bien el bueno de Eisntein:

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.

Albert Einstein

Si ya estás ahí: tienes voluntad, paciencia, creatividad, ilusión… Te mereces que te lo pongan un poco más fácil. Y yo, desde Comida que Cura, quiero aportar mi granito de arena para que puedas empezar el año de forma más saludable y deliciosa. Porque al contrario de lo que muchos piensan, comer sano no quiere decir estar a régimen ¡Para nada! O sino echa un vistazo a estos dulces.

Ensuciar y limpiar
Aunque lo ideal es mantener una dieta y costumbres saludables de forma cotidiana, es cierto que en algunos momentos, nos dejamos llevar. Pasa en Navidad, cuando no contamos las calorías o comemos esas cosas que sabemos que no nos hacen demasiado bien. Pero es cierto que, en algunos casos, hace más mella la culpa de comer algo “prohibido” que el efecto real de ese alimento. Así que si te has pasado durante las fiestas, es momento de re-equilibrar.

No creo en las dietas milagrosas ni estrictas, creo en la salud desde la sensatez. No tiene sentido hacer un ayuno severo para adelgazar esos kilos de más o para rebajar la culpabilidad, porque aunque lo “aguantes”, seguramente tendrás efecto rebote al acabarlo. Es mejor ser moderado, incluso en la limpieza, de esa manera podrás depurar el organismo de forma más prolongada y profunda y sin castigar el cuerpo con cambios extremos.

Algunas pequeñas cosas que puedes hacer (si es que no las haces ya):

  • Tomar agua tibia con limón por la mañana. Si quieres ir un poco más allá, añade una cucharadita de hierba de trigo en polvo al agua durante 15 días.
  • Desayuna un zumo verde o en su defecto un batido verde. Aquí puedes descargarte mi ebook con recetas de zumos y batidos.
  • Evita durante unas 3 semanas harinas (también integrales), dulces y lácteos (puedes tomar algo de kefir o yogur ecológico)
  • Haz más ejercicio del que haces habitualmente, aunque sea añadir 1/2 hora más al día.
  • Sustituye una de las comidas por una ensalada o crema de verduras.
  • A media mañana o para merendar, toma fruta de un solo tipo.
  • Añade infusiones depurativas 3 veces al día usando alguna de estas plantas:
  1. Diuréticas: abedul, alcachofera, bardana, brezo, cola de caballo, esparraguera, fresno, fumaria, gatuña, grama de las boticas, maíz, ortiga mayor, saúco, vara de oro.
  2. Para la piel: abedul, caléndula, fresno, fumaria, pensamiento, zarzaparrilla.
  3. Para la sangre: diente de león, fresno, fumaria, grama de las boticas, ortiga mayor, ortosifón, vara de oro.
  4. Para las articulaciones: abedul, cola de caballo, diente de león, fresno, gatuña, grosello negro, ortiga mayor, saúco, vara de oro, zarzaparrilla.
  5. Para el hígado: alcachofera, cardo mariano, diente de león, grama común, ortiga mayor
  6. Para el riñón: fresno, diente de león, gatuña, ortiga mayor, ortosifón,
  7. Para los pulmones: marrubio, saúco, eucalipto, tomillo, zarzaparrilla.
  8. Para el sistema digestivo: alcachofera, caléndula, fresno, fumaria, marrubio, ortiga mayor.

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Lo ideal es combinar 3-4 plantas según tu intención. Siempre te recomiendo tener en cuenta la limpieza hepática, ya que ahí, en el hígado, empieza todo. 😉

Una ensalada sin complicaciones
Aunque la ensalada que te traigo hoy es muy facilita, es una receta arriesgada. Primero porque es una ensalada y estamos en Enero, así que apetece menos que una sopita caliente; luego porque muchos asociamos la ensalada con 3 hojas de lechuga iceberg, dos trozos de tomate y un puñado de olivas rellenas; y para acabar, porque quizás el ingrediente base es totalmente desconocido para ti: el kale.

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A mi favor te diré que, aunque estoy un poco obsesionada con las ensaladas, mi obcecación tiene un motivo: los vegetales y frutas crudos son los alimentos que más nos depuran y nos aportan vitaminas y minerales (entre otros macro y microelementos) y son los únicos alimentos que no ponen en alerta nuestro sistema inmune. Como ventaja secundaria, pero nada despreciable, te diré que las ensaladas están deliciosas. Hay vida más allá de la lechuga iceberg.

Kale hasta en la sopa

En los últimos años la col rizada o kale se ha convertido en la más cool de las verduras. La culpa la tienen las celebrities, las revistas de moda y la globalización. Pero, más allá de ser un vegetal mainstream, la kale tiene unas propiedades dignas de mención.

  • Fitonutrientes: que le otorgan un papel antioxidante y antiinflamatorio,  muy útil para enfermedades autoinmes, ya que también refuerza el sistema inmune. Los antioxidantes son de vital importancia a la hora de prevenir el cáncer o como refuerzo en tratamientos como la quimioterapia.
  • Minerales y oligoelementos: hierro, aunque no fácilmente asimilable por el organismo. Calcio, en este caso sí que es interesante ya que debido a su contenido en potasio y magnesio nos ayuda a mantener una buena absorción y metabolización del calcio.
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Ilustración: Erin Sparler
  • Vitaminas: 70 gr de kale nos aporta:
  1. 600% de la C.D.R. (cantidad diaria recomendada) de Vitamina K. Aunque para no engañar a nadie (hay que leer estas cosas con lupa) os recuerdo que la vitamina K se sintetiza (crea) en el intestino humano, aunque de forma insuficiente, por eso esta cantidad es tan elevada, porque necesitamos muy poco aporte para cubrir nuestras necesidades. La vitamina K es importante para el correcto funcionamiento de las plaquetas y la sangre en general, sobretodo en el papel de coagulación y regeneración ante una hemorragia.
  2. 200% de la C.D.R. de vitamina A. Siempre que tomemos la verdura cruda o el jugo prensado en un máquina de extracción lenta. Esta vitamina es imprescindible para metabolizar las proteínas, además te ayudará a tener la piel más saludable, así como protege el sistema inmune y el sistema reproductor. De igual manera es de vital importancia en niños en edad de crecimiento. Todos los vegetales con hojas verde oscuro contiene vitamina A, ya que la clorofila (el color verde) enmascara la vitamina A.
  3. 130% de la C.D.R. de vitamina C. De nuevo os cuento el “engaño” detrás de este dato, la OMS recomienda una ingesta diaria de 80mg, esta cantidad es ridícula. Sobretodo teniendo en cuenta que la mayoría vivimos en lugares llenos de polución e ingerimos alimentos artificiales y contaminados con pesticidas y fertilizantes. Deberíamos ingerir unos 500mg de vitamina C diaria y, si eres fumador, ten en cuenta que deberías aumentar el consumo de vitamina C entre 25 y 100 mg por cigarrillo). La vitamina C es imprescindible para la formación de colágeno, para el corecto funcionamiento del sistema inmune y es un potente antioxidante celular.
  4. Fibra: las hojas de kale tiene un alto contenido en fibra, que no sólo regularán el tránsito intestinal, sino que tiene un papel hipolipemiente (baja los niveles de grasa en sangre).
  5. Clorofila: tal y como pasa con las algas o los germinados, las hojas verdes tiene un alto contenido en clorofila. Ésta es de vital importancia para regenerar y limpiar la sangre, por lo tanto, es un gran coadyuvante en enfermedades degenerativas que tienen que ver con la permeabilidad intestinal, como la artiritis reumatoide. Si no sabes de qué va esto, te recomiendo que leas los pasos de la Dieta que Cura tranquilamente.

Ahora que ya os he presentado, espero que te animes a incorporar la kale en tu dieta. Una buena opción es probarla en esta ensalada. Lee atentamente los pasos a seguir, ya que disfrutar plenamente de esta col, tiene sus pequeños trucos.

ENSALADA DE KALE SIMPLEMENTE PERFECTA

Es una ensalada muy versátil, puedes ponerle casi cualquier ingrediente que tengas por tu nevera. Yo te comparto la variante que más estoy preparando últimamente, pero, como puedes ver, en la primera foto de este post, tienes otra ensalada de kale con algún ingrediente distinto. ¡Sé creativo!

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Ingredientes

Para la ensalada

  • Unas 5 hojas de kale (puede ser de cualquier tipo, yo usé col kale rizada)
  • Un puñandito de germinados al gusto: alfalfa, lentejas, rabanillos…
  • Unas 7 avellanas tostadas (preferiblemente en el horno de casa)
  • Una cucharada sopera rasa de pasas
  • Una cucharada sopera de coco rallado
  • Una cucharadita de copos de alga nori
  • Opcional pero delicioso: una cucharada de postre de rábano picante rallado (horseradish en inglés)

Para el aliño

  • 2 cucharadas soperas de aceite de oliva de primera presión en frío
  • 1 cucharada sopera de vinagre balsámico (preferiblemente sin azúcar, endulzado, por ejemplo, con zumo de uva)
  • 1/2 cucharadita de ajo rallado en polvo
  • 1 cucharadita de concentrado de manzana o agave o miel
  • 1/2 cucharadita de anís molido en polvo
  • 1 cucharadita de vinagre de umeboshi (o en su defecto una pizca de sal)

Preparación

Primero preparamos el aliño: en un bote de cristal con tapa, mezcla todos los ingredientes, tapa el bote y agita bien. Puedes añadir un poquito de agua si ves que queda un poco espeso.

Para la ensalada, lava y escurre el kale, trocéalo quitando los troncos más duros, puedes guardarlos para el zumo o añadirlos a una sopa a trocitos. Pasa ahora el kale troceado a un bol grande, aquí viene la parte divertida e imprescindible para que las hojas pasen de ser gomosas e incomibles a tiernas y jugosas: masajea el kale con las dos manos, cógelo y literalmente “sóbalo” para romper las fibras y hacerlo más tierno. Dedica unos 5 minutos a este paso, porque es el pequeño truco que marca la diferencia.

Incorpora ahora los germinados que has elegido para tu ensalada e intenta mezclarlos bien repartiéndolos entre todas las hojas de kale, te recomiendo volver a usar las manos en este paso. Añade ahora el coco rallado y, si vas a usarlo, también el rábano picante rallado.

Otro pequeño truco para que tu ensaladas tengan un mejor sabor es añadir un poco del aliño cuando tengas la “base” del plato, que suele ser la hoja verde y algún otro ingrediente que quieras mezclar. En la ensalada de hoy, este es el punto en el que añades, más o menos, la mitad del aliño y mezclarás de nuevo bien para integrar los sabores.

Pasa la ensalada a la fuente o al plato en la que la comerás y acábala añadiendo las avellanas troceadas, las pasas y los  copos de alga nori. Acaba de aliñar y disfrútala.

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«Otra» crema de calabaza

Si pones en tu buscador «crema de calabaza» te aparecerán cientos de recetas, entonces ¿Qué tiene ésta de diferente?

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La primera diferencia es que esta crema no lleva lácteos, ni alimentos de origen animal (caldos animales), ni grasas saturadas. Es totalmente vegana y saludable. Pero quizás lo que marca la diferencia es su sabor: dulce, familiar pero con un toque distinto, producto de la combinación de los ingredientes. Por eso es importante que no cambies ninguno de ellos. Para empezar, utiliza la variedad de calabaza que te propongo, no te arrepentirás. 😉

Hokkaido Squash, una calabaza con personalidad
Esta variedad, la Hokkaido o Red Kuri, es una calabaza suave pero intensa. Puedes cocinarla con su piel, porque ni se nota. Sobretodo porque la vamos a triturar, pero si la haces al horno y la cortas finita, también es muy suave al comerla.

¿Qué más podemos decir de la Red Kuri?

  • Es Rica en betacarotenos (provitamina A) que favorecen la regeneración celular y la cicatrización, mantienen la salud ocular e intervienen en la síntesis de proteínas. Son imprescindibles para el crecimiento osteoarticular en la infancia.  También intervienen en la fertilidad y la creación de hormonas sexuales. Pero quizás lo que más nos interesa es su capacidad antioxidante. Los betacarotenos son importantes neutralizadores de radicales libres,  protegen frente a carcinógenos, la contaminación, metales tóxicos, aditivos químicos, drogas, fármacos, radiaciones… Protegen al pulmón de la contaminación atmosférica y del tabaco. El efecto antioxidante se relaciona con la protección contra numerosas enfermedades crónicas y degenerativas: cáncer, inflamación crónica, envejecimiento prematuro…
    Además de en la calabaza, encuentras betacarotenos en los vegetales anaranjados y rojizos y en las hojas bien verdes: zanahoria, boniatos, espinacas, acelgas…
  • Diurética: para la retención de líquidos, pero yendo un poco más allá, nos gusta porque mantiene todo el sistema renal y urinario en buen estado y porque ayuda a eliminar líquidos que se acomulan en enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, causando dolor y deterioro de las articulaciones.
  • Rica en fibra: mejora la salud de la flora intestinal, controla los niveles de glucosa en sangre y de grasa en el sistema cardiocirculatorio.
  • Antiparasitaria: tanto la calabaza como, sobretodo, sus semillas se utilizan para acabar contra los parásitos intestinales.

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El hinojo, el toque aromático
Uno de los «secretos» de esta crema es el hinojo. Tiene un sabor anisado e intenso. O te encanta o lo detestas, no suele haber término medio. En esta receta, el hinojo tiene un papel secundario, pero imprescindible. No es un ingrediente muy popular en la cocina occidental, pero quizás, cuando conozcas sus propiedades, empieces a incorporarlo a tu día a día.

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  • Propiedades digestivas y carminativas: favorece la digestión y, sobretodo, es conocido por evitar las flatulencias e inflamación intestinal. Por eso puede usarse tanto el bulbo fresco como sus semillas para mejorar la digestibilidad, por ejemplo en platos de  legumbres.
  • Propiedades diuréticas: tal y como pasa con la calabaza, el hinojo es útil para la drenar el organismo, eliminando toxinas y mejorando los síntomas de enfermedades que acumulan líquido en el cuerpo como la artritis.
  • Rico en minerales, vitaminas y aminoácidos: sobretodo el hierro, pero también magnesio y calcio (ayudan a reducir el colesterol). Rico en vitaminas como la C y aminoácidos como la histamina, metionina, arginina, alanina (favorece la creación de defensas)… que tienen un papel antioxidantes y antiinflamatorio, así como ser las piezas del puzzle que componen las proteínas.

Aun hay otro ingrediente secreto que diferencia esta crema de las demás: la manzana. ¿Te imaginas la combinación final? El sabor dulce y equilibrado que le dan estos vegetales junto con las especias cambiará por  completo tu concepto sobre las cremas de calabaza.

Te recomiendo que no te saltes ni sustituyas ninguno de los ingredientes, porque precisamente la combinación de todos ellos es lo que le da ese toque diferente a esta crema.

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Ingredientes

  • 1 calabaza hokkaido o red kuri no muy grande
  • 1 hinojo pequeño o medio grande
  • 1 puerro
  • 1 zanahoria grande o dos pequeñas
  • 1 manzana
  • 1 tira de alga kombu de unos 5-6 centímetros
  • 1 cucharada de postre de cúrcuma seca molida
  • 1/2 cucharada de postre de comino molido
  • 1/2 cucharada de postre de anís estrellado molido
  • 1 cucharada de postre de sal
  • aceite de coco o de oliva virgen extra de primera presión en frío

Preparación
Con un cepillo, raspa la calabaza debajo del grifo. Sin pelarla, trocéala y sácale las semillas.

Trocea también el puerro con su parte verde, la zanahoria y la manzana con su piel.

En una olla de fondo grueso rehoga el puerro y la zanahoria con un poquito de sal marina. Añade, pasado un par de minutos, la calabaza y la manzana. Con el fuego bajo, tapa la olla y deja que los ingredientes «suden», removiendo a menudo.

Después de unos 5 minutos, añade agua filtrada hasta cubrir los alimentos y condimenta con el resto de ingredientes: el alga, la cúrcuma, el comino, el anís. No eches todavía el resto de sal, espera a que los sabores se potencien y se mezclen. Ten en cuenta que la kombu también va a salar un poquito.

Deja que la crema hierba a fuego medio durante aproximadamente unos 20 minutos. Pasado ese tiempo. tritura con la batidora de mano. Ahora es el momento de probar y rectificar de sal.

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La consistencia ha de ser ligera y sedosa, pero con cuerpo. Puedes, sin embargo, aligerar la consistencia añadiendo un poquito de agua o leche vegetal, yo te recomiendo de soja o cáñamo, por ser menos dulces que la de arroz o almendras (a no ser que sea casera). Se conserva en la nevera hasta 3 días.

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Hamburguesas veganas para carnívoros

He de confesar que las hamburguesas no me salen especialmente bien.  Además, no disfruto nada preparándolas. Entonces ¿por qué han acabado en el blog? Primero porque estas en concreto son las  hamburguesas más ricas y rápidas que he preparado y, eso, para mi, ya es motivo suficiente. También porque es una manera de aprovechar los restos de hacer zumo y porque son una opción muy socorrida para tener en el congelador y usar cuando no tienes tiempo de cocinar. Así que yo uso estas hamburguesas de «salvavidas»,  como estas otras recetas e ingredientes. Hago muchas y las congelo para tener una opción rápida, incluso cuando se apunta alguien a comer o cenar, o para llevarme de tupper. La manera adecuada de descongelarlas es sacarlas del congelador unas horas antes y meterlas en la nevera.  Una vez descongeladas, las paso de nuevo por la sartén para darles un poco de «chispa». Es que han de cocinarse antes de congelar, pero eso te lo cuento más adelante.

hamburguesas veganas

Algunos diréis que eso de congelar no es demasiado saludable. Y decís bien, ya que perdemos la «energía» de los alimentos. Aunque a diferencia de lo que se piensa, no se pierden excesivamente los nutrientes. Aunque todo depende de los nutrientes, claro… Por ejemplo, las vitaminas son las más afectadas, sobretodo la vitamina C, que es la más delicada y se pierde incluso exponiéndola a la luz. Pero otras sustancias como las ácidos grasos o las proteínas o algunos minerales, no se ven demasiado alterados. De hecho, es peor cocinarlos excesivamente que congelarlos. Lo que quiero decir con esto, es que mejor no congelar los alimentos  y consumirlos lo más frescos posible, pero que, si por nuestro ritmo de vida o por comodidad tenemos que hacerlo de forma puntual, tampoco hay que obsesionarse. Lo que sí te recomiendo es que no compres productos congelados y procesados: lasañas, patatas fritas, verduras… Si has de consumir algo congelado, que sea algo que has preparado tú mismo.

¿Qué tienen de bueno estas hamburguesas?

Antes de pasar a enumerarte las virtudes de los ingredientes, te cuento que estas hamburguesas tienen un pequeño secreto que le da un toque especial: unas hojitas de menta picadas. Sí, has leído bien, no llevan perejil, ni cilantro, ni siquiera albahaca. Llevan menta. Pruébalo y sorpréndete.

De todos los ingredientes, hago mención especial de la proteína de guisante. Quizás, depende de donde vivas, te cueste un poco encontrarla. Si no estás siguiendo la Fase 3 de la Dieta que Cura, puedes sustituirla por proteína de soja o lo que también se llama «soja texturizada». Como siempre, te recomiendo que sea ecológica, hay que vigilar con la soja, que suele ser transgénica. Lo bueno de usar soja es que ya estás consumiendo proteína completa. En el caso del guisante, deberíamos completarlo con un poquito de cereal (Si todo esto te suena a chino, ponte al día aquí). En esta receta la proteína de guisante o soja le da consistencia a la hamburguesa, creando una textura similar a la de la carne. Aunque, créeme, no es mi objetivo imitar productos cárnicos… Sin embargo, creo que es una receta que puede agradar a personas que comen carne, por la textura y también por el sabor.

La remolacha como aliada de la Artritis Reumatoide
Otro de los ingredientes dignos de mencionar es la remolacha que, además del color «carnívoro», nos aporta muchos nutrientes básicos para mantener a raya patologías inmunitarias. Básicamente por dos cosas: su poder atioxidante y su (científicamente probada) capacidad antiinflamtoria. Además de muchos otros nutrientes que hacen sinergía entre ellos para cuidar de nosotros desde dentro. A continuación te cuento un poco más sobre ellos:

remolacha

  • Flavonoides: su capacidad antioxidante confiere un gran potencial terapéutico en enfermedades como el cáncer, patologías cardiovasculares, hepáticas o autoinmunes. Pero, como Comida Que Cura va, entre otras cosas, de Artritis Reumatoide, te cuento que los flavoniodes pueden inhibir las prostaglandinas y la proteína C reactiva, que son enzimas inflamatorias que se «disparan» en patologías como la artriris. Esto quiere decir que una dieta rica en bioflavoniodes hará que tu inflamación se modere.
  • Folatos: vitales para el buen funcionamiento del ADN y ARN. Intervienen en la creación y protección de las células, por ejemplo de las células del sistema inmune, pero también de la sangre, es decir, de los hematíes o glóbulos rojos.
  • Vitaminas: grupo B, provitamina A, y vitamina C. En general, influyen en el buen funcionamiento del sistema nervioso, mejoran la salud de la piel, de las mucosas… Aunque podría explicártelo muy extensamente, quédate con que la remolacha nos aporta vitaminas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. Vitaminas que a veces no tienen reserva en el cuerpo y hay que ir tomando de forma diaria a través de los alimentos. Otra vez te recuerdo que si no consumes alimentos ecológicos, tampoco consumes vitaminas ni minerales, pero sí pesticidas, fertilizantes, etc.
  • Minerales: hierro, sobretodo. Pero también magnesio, fósforo y cobre.
  • Fibra soluble: además de mejorar nuestra flora intestinal y ser ligeramente laxante. Ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre protegiendo todo el sistema cardiovascular.

La cara «oscura» de la remolacha, los oxaltaos.
La remolacha y otras verduras como las acelgas y las espinacas, contienen oxaltaos que inhiben la absorción de minerales como el hierro, el magnesio o el calcio. Y que pueden causar problemas a nivel renal y, desde ahí, a otros sistemas como el cardiocirculaorio. Pero… no hay que tirarse de los pelos, la naturaleza se regula ella solita. La mayoría de plantas y algunos pseudocereales como  la quinoa o el amaranto contienen oxaltaos, aunque en proporciones muy pequeñas. Si comiéramos como debemos, respetando los alimentos de temporada, todo estará en su sitio, ya que no consumiríamos cantidades demasiado grandes de productos ricos en oxaltaos. Pero volviendo al tema de la sabiduría de la naturaleza… ¿Te has parado a pensar por qué la remolacha es rica en hierro y a la vez en oxaltaos? Pues porque tampoco sería bueno tener demasiado hierro en sangre. O lo mismo pasa con el calcio, si no existieran alimentos que regulan la absorción de algunos minerales y vitaminas, podríamos también cursar anomalías como, en el caso del calcio, la hipercalcemia. Lo que quiero decir (y ya es la segunda vez en este post) es que no hay que obsesionarse. A veces perdemos la realidad de vista, nos prohibimos algunos alimentos sin saber muy bien por qué. Los único que deberías «prohibirte» (y ni siquiera me siento muy cómoda utilizando esta palabra) es todo lo que te conté aquí. Pero una dieta equilibrada, (incluso aunque tengas que ponerte estricto utilizando tu dieta como medicina y, en este caso, evitar algunos alimentos durante un tiempo) no tiene que ver con limitaciones y prohibiciones, tiene que ver con la moderación y el sentido común. He dicho.

Nota: En el caso que tengas tendencia a la anemia ferropénica sólo ten en cuenta no ingerir en la misma comida alimentos ricos en hierro junto con otros que sean ricos en oxaltaos. Por ejemplo, no tomar espinacas y algas hijiki (súper ricas en hierro) en la misma ingesta. Así aprovecharás todo el hierro sin que los oxalatos te lo roben.

hamburguesas para carnivoros

Azuki
Son unas judías maravillosas que si aun no conoces, van a cautivarte en pocos segundos.
Tienen un sabor suave, dulzón, y una textura cremosa pero firme a la vez. Son un alimento que centra, que da estabilidad, lo que en macrobiótica  se denomina un alimento con energía yang.  Entre sus propiedades podemos destacar el aporte de fibra, que ayuda al tránsito intestinal y a regular los niveles de azúcar en sangre, incidiendo también a la salud del sistema cardiovascular. Otro de los puntos fuertes de las azuki es su función como prebiótoco, de nuevo por su fibra, que sirve de «abono» del intestino para que los probióticos crezcan fuertes y frondosos. Pero quizás una de las propiedades más conocidas y destacables es la de ser una gran desintoxicante del riñón. ¿Has visto que tienen forma de mini riñón? Así que… ¡Sorpresa! Su efecto sobre este órgano ayuda a contrarrestar los posibles efectos nocivos derivados de los oxalatos de la remolacha (aunque ya te he dicho que deberías comer mucha mucha remolacha para notarlos). Pero, por si acaso, así te quedas más tranquilo. 😉

Bien pues vamos ya con la receta, antes de que se me ocurra algo más que contarte sobre estas hamburguesas…

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INGREDIENTES
(Para unas 10 hamburguesas)

  • 1 taza de pulpa de remolacha de hacer zumo. Puedes usar remolacha rallada, pero tendrás que usar menos cantidad para conseguir la misma consistencia en  tus hamburguesas (ya que tendrás más jugo). También puedes usar más proteína de guisante o soja para compensar la humedad.
  • 1 bote de judías azuki ecológicas (colando el líquido)
  • 2 tazas de proteína de guisante texturizada (no en bolas) o también soja texturizada (no transgénica)
  • 1 c.s. de ajo en polvo
  • 1 c.s. de pimienta
  • 1 c.s. de pimentón dulce ahumado
  • 1 c.s. de sal del himalaya
  • Truco secreto: unas hojas de menta picadas. Aproximadamente una cucharada sopera rasa.
  • Aceite de coco o de oliva (siempre virgen extra de primera presión en frío) para hacerlas en la sartén.

PREPARACIÓN
Con la batidora de mano o con una batidora de vaso, tritura las azuki hasta que se haga una pasta. Puede llevarte un rato ya que la pasta se pega a las cuchillas y los bordes del recipientes y hay que ir despegándola.
Mezcla en un bol bien grande todos los ingredientes de la receta junto con las azuki que acabas de triturar. Deja que todos los ingredientes se integren bien. Prueba y rectifica de sal, pimienta o lo que sea.
Mójate las manos y forma hamburguesas del tamaño que prefieras.

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Calienta una sartén con un poquito de aceite de oliva o coco y pasa tus hamburguesas  para que se doren un poco por fuera y cojan más consistencia. Las cocinamos antes de congelar para que mantengan estas consistencia cuando las vuelvas a descongelar. Es un buen truco si vas a incorporar las hamburguesas «salvavidas» en tu rutina.

 

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Las salsas que curan

Hay alimentos que nos sanan y otros que nos enferman. También es cierto que hay alimentos que nos suelen curar y que para algunas personas pueden ser causa de algún desarreglo: alergias, intolerancias… También es cierto que no todo vale, por muy saludable que sea un alimento, si lo consumimos en exceso puede perjudicarnos. También una dieta desequilibrada, aunque se base en alimentos que curan, será la causante o potenciadora de algún desarreglo.
Así que ¿Cuál es la dieta perfecta? No puedo contestar a esa pregunta con un listado de alimentos “mágicos”, la dieta perfecta es única para cada uno y también cada uno ha de encontrar su dieta ideal. En líneas generales, hay grupos de alimentos que potencian la salud: fruta, verdura, legumbres, cereales integrales… y grupos de alimentos que nos restan salud: carnes rojas, lácteos, refinados, procesados… Así que intentaremos potenciar la ingesta del primer grupo, esa es una apuesta segura. Luego, dentro de ese grupo, puedes organizarte como quieras: ¿que no te fías de las solanáceas? Está bien, reduce su consumo o elimínalo. ¿Que te has enterado que para la artritis reumatoide mejor evitar el limón? Pues elimínalo de tu dieta durante un tiempo para observar cómo te sientes. Es un juego en el que constantemente estamos cambiando las normas, nada es permanente en la dieta porque nosotros mismos somos seres en constante cambio. Así que lo que ahora sientes que no te funciona puede cambiar de aquí un tiempo. Siempre repito lo mismo: mantén la mente abierta y los sentidos conectados con tu interior.

salsas que curan¿Por qué estas salsas de hoy se llaman las salsas que curan? Pues porque contienen ingredientes que pertenecen al grupo de alimentos que sanan. De entrada, utilizan como base las almendras, que son muy alcalinizantes y contienen mucho calcio y magnesio. Y luego usan otros ingredientes que nos aportan nutrientes que ayudan a mejorar el estado general del cuerpo: sin generar residuos, aportando grasas de buena calidad y con muchas vitaminas y antioxidantes.

De entre todos estos ingredientes, destacaría las maravillosas propiedades del aceite de coco, que es un potente antibiótico que nos aporta grasas saturadas de buena calidad ayudando a disminuir el colesterol malo. También el cilantro, que, además de darle un sabor muy característico a la salsa, tiene propiedades digestivas, carminativas (reduce los gases intestinales) antibacterianas y antibióticas. El pimiento, con niveles muy altos de vitamina C y también vitamina A, es un potente antioxidante, combate los radicales libres, preveniendo el envejecimiento prematuro del cuerpo (por fuera y por dentro).

Te confieso que una de las mejores cosas que tienen estas salsas es que están deliciosas. Redondean tu ensalada convirtiéndolas en un plato completo. También puedes utilizarlas como “dip” saludable, combinadas con verduras crudas.

dip saludable

¿Vamos a la receta?

MAYONESA DE LIMA Y CILANTRO
Ingredientes
1/2 taza de almendras
1/4 taza de aceite de coco
1/4 taza de aceite de oliva
1 ajo tierno (si no tienes puede ser normal)
1/4 de lima con piel + zumo de 1/2 lima
1 manojo de cilantro fresco (más o menos 1/2 taza)
1 c.p. De sal
Preparación
Activa las almendras poniéndolas en remojo durante 8 horas, pasado ese tiempo, lávalas bajo el grifo y empieza la “meditación de las almendras”: pélalas con paciencia, no te lo tomes como una tarea fastidiosa, tómatelo como un ejercicio de presencia, realmente como una meditación.
Una vez las tengas listas, ponlas en la trituradora de vaso junto con todos los ingredientes menos los aceites. Cuando te haya quedado una pasta más o menos fina, ve añadiendo poco a poco los aceites, no importa cuál incorpores primero, es importante que los viertas poco a poco, como cuando haces una mayonesa tradicional, sin dejar de triturar. Voilà! Ya tienes tu mayonesa de lima y cilantro.

de lima y cilantro

SALSA DE PIMIENTO Y ALBAHACA
Ingredientes
1/2 taza de almendras
1/2 pimiento rojo
5 c.s. De aceite de oliva
1/4 taza de aceite de coco
1c.p. Pimentón de la vera
Zumo de 1/2 limón
1 c.p. sal
1 manojo de albahaca fresca (más o menos 1/2 taza)

Preparación
El procedimiento es muy parecido a la mayonesa de lima y cilantro, activa y pela las almendras, tritura todos los ingredientes menos los aceites, que irás incorporando lentamente al final sin dejar de triturar.

pimiento y albahaca

Siempre debes probar y rectificar platos de sal y condimentos. También puedes mejorarlos a tu gusto.
Si tienes artritis reumatoide en fase más bien “rebelde” no te recomiendo que prepares la mayonesa de lima, puedes hacer la de pimiento eliminando el limón y añadiendo un poquito de vinagre de manzana sin pasteurizar, ¡muy poquito!

Por útlimo, una receta “extra”, la de esta ensalada que tienes a continuación y que combina perfectamente con cualquiera de las dos salsas, ¡apunta!

ensalada que cura

Ingredientes
1/4 de col
4 hojas de lechuga romana
1 tomate para ensalada
1/2 manzana
1 c.s. de cañamones
1 c.s. de pasas
1c.p. de alga nori en copos

Preparación
Con la mandolina, “ralla” la col para que te quede en tiras muy finitas. También puedes hacerlo con un cuchillo bien afilado. Trocea la lechuga, el tomate y la manzana.
Añade un poquito de la salsa que prefieras y mezcla bien para que queden integrados todos los ingredientes. Añade ahora las pasas, los cañamones y el alga nori y decora con un poco más de salsa.

¡Disfruta!

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Ensalada Alexandra

Ahora que hace calor, me alimento a base de ensaladas. Es lo único que me apetece, ensaladas, zumos y batidos. No te pienses que cada día me como una ensalada verde tipo menú de bar: lechuga, tomate, cebolla… nada de eso. De hecho, esas sólo me las como cuando no hay más remedio, cuando tengo que comer fuera.
Mis ensaladas suelen ser platos bastante completos, sabrosos y saciantes y que aportan diferentes nutrientes al cuerpo: hidratos de carbono, grasas, minerales, vitaminas, oligoelementos…
Normalmente suelo rallar muchos de los ingredientes para favorecer la digestión. Otros los corto muy pequeñitos. Mucha gente me pregunta si no tengo problemas de digestión al comer tanto crudo y yo les respondo dos cosas: primero que vigilen con la combinación de alimentos, no todo vale, depende mucho de la salud de tu sistema digestivo, a alguno le puede sentar genial el raw food y a otros les puede sentar fatal, aunque con un proceso adecuado, se puede reestablecer la salud de nuestro sistema digestivo para poder ingerir más alimentos crudos, que es lo natural para el ser humano. Y segundo, que corten bien pequeñitos los ingredientes o incluso que se preparen sopas frías para ayudar al cuerpo a digerir sin tanto esfuerzo, además, de esa manera, muchos nutrientes están más disponibles y pueden absorberse mejor.
ensalada-alexandra_1Centrándonos en la receta de hoy, esta ensalada tiene  un nombre especial, se llama así porque me la ha inspirado también alguien especial, mi amiga (que como habréis deducido) se llama Alexandra. Después de una conversación que tuvimos sobre una ensalda tailandesa de la que nunca había oído hablar, la Som Tam, (quizás para vosotros sea un básico de la cocina thai, pero yo no tenía ni idea…) se me ocurrió prepararme mi propia versión. La idea inicial era sustituir sólo un ingrediente, la papaya verde, pero, como suele pasarme, ha acabado con un plato bastante distinto,  ¡Así que no he podido resistir la tentación de compartirla con vosotros! Porque está rica de verdad.  Aunque hayamos perdido la referencia de la Som Tam por el camino, en esta ensalada se sienten reminiscencias thai, sobretodo por el cacahuete y el coco. También se llama Alexandra porque lleva un ingrediente que me regaló mi amiga, las remolachas amarillas. Si no las consigues, puedes usar las rojas normales, sólo ten en cuenta que te quedará una ensalada de color rosa. Precioso.

¿Vamos con ella? Como siempre, te aconsejo que modifiques y adaptes a tu gusto, sé creativo e inventa tu propio plato.
Al contener tomate y zumo de lima, no es una ensalada recomendada para las personas con Artritis Reumatoide en una fase muy severa. Si más o menos estás estable, no pasa nada si tomas esta ensalada como excepción. También hay personas más sensibles que otras a estos dos ingredientes. Si es tu caso, suprime el tomate y añade vinagre de manzana sin pastaurizar en vez de zumo de lima, pon unas 3 cucharadas soperas y añade un poquito de agua.

ensalada_alexandra

Ahora sí, preparamos la ensalada Alexandra.

Ingredientes

PARA LA ENSALADA
2 zanahorais grandes
1 remolacha amarilla
1 tomate
1/2 cebolla tierna
1 manzana

PARA EL ALIÑO
1 c.s. de mantequilla de cacahuete
1/4 taza de leche de coco
1/2 c. p.  chili molido
1 ajo tierno
2 c. s. de melaza de arroz (o cualquier otro endulzante de buena calidad)
1 c.s. de tamari
El zumo de 1/2  lima
1 poco de agua para aligerar la consistencia

PREPARACIÓN
Si tienes un procesador de alimentos con al accesorio para rallar (el que es un disco que se acopla a la máquina), mejor que lo hagas así, de esta manera agilizarás muchísimo el proceso. Usa el corte más grueso y ralla las zanahorias, la remolacha, la cebolla y la manzana, trocea el tomate. Si no tienes procesador con el accesorio, hazlo a mano, usando el lado grueso del rallador y con paciencia.

Prepara la salsa. De nuevo, dos opciones:
1. Mezclar todos los ingredientes en la batidora. Así de fácil.
2. Si lo haces a mano, pica muy bien el ajo y añádelo a un mortero, añade la mantequilla de cacahuete, el chili, el tamari y la melaza y mezcla muy bien hasta integrar bien todo. Finalmente, añade la leche de coco, el zumo de lima y el agua.

¡Ya está! Aliña tu ensalada con la salsa y disfruta del sabor dulce y fresco.

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Tomato wannabe: salsa de tomate sin tomate

Esta es la receta que agradeces infinitamente cuando estás tratando tu Artritis Reumatoide (RA) a través de la Fase 3 de la Dieta que Cura, y te enteras de que el tomate ha de desaparecer de tus comidas. Puede ser que para ti esto sea fácil. En mi caso, tengo una seria dependencia del tomate. Me encanta. Pero esta receta de hoy o «cheat meal» (comida con trampa) cubrirá tu «dosis» necesaria de tomate.Salsa de no tomate

Esta salsa, está basada en la receta de Cocina Macrobiótica Mediterránea, de quien he aprendido (y sigo aprendiendo) mucho. Pero yo he hecho algunos pequeños cambios, he eliminado algunos ingredientes y añadido el vinagre, que a mi parecer, hace que el sabor de la salsa sea más parecida a la el tomate «real».  La puedes usar como fondo de muchas recetas: para pasta (sin gluten), arroz o cualquier cereal, lasaña, como base de otroas salsas o patés… Yo he hecho hasta conservas, para tener siempre a punto mi salsa de tomate wannabe.

Ingredientes
1 bote de remolacha ecológica o 2 remolachas hervidas o frescas
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 tira de alga kombu de unos 2-3 cm.
1 c.p. de pasta de umeboshi
1 c.s. orégano seco
1 c.s. de vinagre de manzana (sólo si no usas remolacha en conserva)
1/4 taza de agua
Para cocinar: aceite de coco (insaboro) o aceite de oliva, sésamo…

Preparación
Para empezar, si utilizar remolachas frescas, pélalas y hiérvelas hasta que queden blanditas. En este caso, añadirás a tu receta una cucharada sopera de vinagre de manzana que incorporarás a la hora de triturar. Si usas remolacha previamente hervida (las que venden peladas y entereas, envasadas al vacío) sólo tendrás que cortarlas y reservar. Si usas remolacha en conserva, primero pruébala, para ver si está demasiado avinagrada, si la encuentras muy fuerte de sabor, lávala un poquito con ayuda de un colador. Aquí te explico por qué me gusta usar remolacha en conserva para las recetas que quieren imitar el sabor del tomate. Seguidamente, corta la cebolla a cubitos y reoga en una sartén junto con el aceite que utilices (coco, oliva, sésamo…) y un poquito de sal. Te recomiendo que cada vez que tengas que reogar cebolla lo hagas al estilo mecrobiótico: primero, con un fuego medio-alto, pero sin pasarte, luego es importante que constantemente remuevas la cebolla con una cuchara de madera, lo que en macro llaman «yanguinizar», no voy a entrar en detalles, pero es interesante desde el punto de vista energético de los alimentos y también para que nuestra cebolla quede perfecta. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, añade los ajos picados y sigue removiendo. Después de unos 3 minutos añadiremos la remolacha, el agua, la tira de kombu y el orégano y dejaremos que todo se cocine a fuego medio-bajo y con tapa por unos 10 minutos. Pasado ese tiempo, añade la mezcla al vaso de la batidora y tritura junto a la cucharadita de pasta de umeboshi y, si no has utilizado remolacha en conserva, también la cucharada sopera de vinagre de manzana.

¡Esto es todo! Consérvala en botes de cristal en la nevera. También puedes hacer conservas poniendo los botes al baño maría durante media hora y luego dejar que se enfríen boca abajo.