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Hamburguesas veganas para carnívoros

He de confesar que las hamburguesas no me salen especialmente bien.  Además, no disfruto nada preparándolas. Entonces ¿por qué han acabado en el blog? Primero porque estas en concreto son las  hamburguesas más ricas y rápidas que he preparado y, eso, para mi, ya es motivo suficiente. También porque es una manera de aprovechar los restos de hacer zumo y porque son una opción muy socorrida para tener en el congelador y usar cuando no tienes tiempo de cocinar. Así que yo uso estas hamburguesas de «salvavidas»,  como estas otras recetas e ingredientes. Hago muchas y las congelo para tener una opción rápida, incluso cuando se apunta alguien a comer o cenar, o para llevarme de tupper. La manera adecuada de descongelarlas es sacarlas del congelador unas horas antes y meterlas en la nevera.  Una vez descongeladas, las paso de nuevo por la sartén para darles un poco de «chispa». Es que han de cocinarse antes de congelar, pero eso te lo cuento más adelante.

hamburguesas veganas

Algunos diréis que eso de congelar no es demasiado saludable. Y decís bien, ya que perdemos la «energía» de los alimentos. Aunque a diferencia de lo que se piensa, no se pierden excesivamente los nutrientes. Aunque todo depende de los nutrientes, claro… Por ejemplo, las vitaminas son las más afectadas, sobretodo la vitamina C, que es la más delicada y se pierde incluso exponiéndola a la luz. Pero otras sustancias como las ácidos grasos o las proteínas o algunos minerales, no se ven demasiado alterados. De hecho, es peor cocinarlos excesivamente que congelarlos. Lo que quiero decir con esto, es que mejor no congelar los alimentos  y consumirlos lo más frescos posible, pero que, si por nuestro ritmo de vida o por comodidad tenemos que hacerlo de forma puntual, tampoco hay que obsesionarse. Lo que sí te recomiendo es que no compres productos congelados y procesados: lasañas, patatas fritas, verduras… Si has de consumir algo congelado, que sea algo que has preparado tú mismo.

¿Qué tienen de bueno estas hamburguesas?

Antes de pasar a enumerarte las virtudes de los ingredientes, te cuento que estas hamburguesas tienen un pequeño secreto que le da un toque especial: unas hojitas de menta picadas. Sí, has leído bien, no llevan perejil, ni cilantro, ni siquiera albahaca. Llevan menta. Pruébalo y sorpréndete.

De todos los ingredientes, hago mención especial de la proteína de guisante. Quizás, depende de donde vivas, te cueste un poco encontrarla. Si no estás siguiendo la Fase 3 de la Dieta que Cura, puedes sustituirla por proteína de soja o lo que también se llama «soja texturizada». Como siempre, te recomiendo que sea ecológica, hay que vigilar con la soja, que suele ser transgénica. Lo bueno de usar soja es que ya estás consumiendo proteína completa. En el caso del guisante, deberíamos completarlo con un poquito de cereal (Si todo esto te suena a chino, ponte al día aquí). En esta receta la proteína de guisante o soja le da consistencia a la hamburguesa, creando una textura similar a la de la carne. Aunque, créeme, no es mi objetivo imitar productos cárnicos… Sin embargo, creo que es una receta que puede agradar a personas que comen carne, por la textura y también por el sabor.

La remolacha como aliada de la Artritis Reumatoide
Otro de los ingredientes dignos de mencionar es la remolacha que, además del color «carnívoro», nos aporta muchos nutrientes básicos para mantener a raya patologías inmunitarias. Básicamente por dos cosas: su poder atioxidante y su (científicamente probada) capacidad antiinflamtoria. Además de muchos otros nutrientes que hacen sinergía entre ellos para cuidar de nosotros desde dentro. A continuación te cuento un poco más sobre ellos:

remolacha

  • Flavonoides: su capacidad antioxidante confiere un gran potencial terapéutico en enfermedades como el cáncer, patologías cardiovasculares, hepáticas o autoinmunes. Pero, como Comida Que Cura va, entre otras cosas, de Artritis Reumatoide, te cuento que los flavoniodes pueden inhibir las prostaglandinas y la proteína C reactiva, que son enzimas inflamatorias que se «disparan» en patologías como la artriris. Esto quiere decir que una dieta rica en bioflavoniodes hará que tu inflamación se modere.
  • Folatos: vitales para el buen funcionamiento del ADN y ARN. Intervienen en la creación y protección de las células, por ejemplo de las células del sistema inmune, pero también de la sangre, es decir, de los hematíes o glóbulos rojos.
  • Vitaminas: grupo B, provitamina A, y vitamina C. En general, influyen en el buen funcionamiento del sistema nervioso, mejoran la salud de la piel, de las mucosas… Aunque podría explicártelo muy extensamente, quédate con que la remolacha nos aporta vitaminas necesarias para el buen funcionamiento del organismo. Vitaminas que a veces no tienen reserva en el cuerpo y hay que ir tomando de forma diaria a través de los alimentos. Otra vez te recuerdo que si no consumes alimentos ecológicos, tampoco consumes vitaminas ni minerales, pero sí pesticidas, fertilizantes, etc.
  • Minerales: hierro, sobretodo. Pero también magnesio, fósforo y cobre.
  • Fibra soluble: además de mejorar nuestra flora intestinal y ser ligeramente laxante. Ayuda a bajar los niveles de colesterol en sangre protegiendo todo el sistema cardiovascular.

La cara «oscura» de la remolacha, los oxaltaos.
La remolacha y otras verduras como las acelgas y las espinacas, contienen oxaltaos que inhiben la absorción de minerales como el hierro, el magnesio o el calcio. Y que pueden causar problemas a nivel renal y, desde ahí, a otros sistemas como el cardiocirculaorio. Pero… no hay que tirarse de los pelos, la naturaleza se regula ella solita. La mayoría de plantas y algunos pseudocereales como  la quinoa o el amaranto contienen oxaltaos, aunque en proporciones muy pequeñas. Si comiéramos como debemos, respetando los alimentos de temporada, todo estará en su sitio, ya que no consumiríamos cantidades demasiado grandes de productos ricos en oxaltaos. Pero volviendo al tema de la sabiduría de la naturaleza… ¿Te has parado a pensar por qué la remolacha es rica en hierro y a la vez en oxaltaos? Pues porque tampoco sería bueno tener demasiado hierro en sangre. O lo mismo pasa con el calcio, si no existieran alimentos que regulan la absorción de algunos minerales y vitaminas, podríamos también cursar anomalías como, en el caso del calcio, la hipercalcemia. Lo que quiero decir (y ya es la segunda vez en este post) es que no hay que obsesionarse. A veces perdemos la realidad de vista, nos prohibimos algunos alimentos sin saber muy bien por qué. Los único que deberías «prohibirte» (y ni siquiera me siento muy cómoda utilizando esta palabra) es todo lo que te conté aquí. Pero una dieta equilibrada, (incluso aunque tengas que ponerte estricto utilizando tu dieta como medicina y, en este caso, evitar algunos alimentos durante un tiempo) no tiene que ver con limitaciones y prohibiciones, tiene que ver con la moderación y el sentido común. He dicho.

Nota: En el caso que tengas tendencia a la anemia ferropénica sólo ten en cuenta no ingerir en la misma comida alimentos ricos en hierro junto con otros que sean ricos en oxaltaos. Por ejemplo, no tomar espinacas y algas hijiki (súper ricas en hierro) en la misma ingesta. Así aprovecharás todo el hierro sin que los oxalatos te lo roben.

hamburguesas para carnivoros

Azuki
Son unas judías maravillosas que si aun no conoces, van a cautivarte en pocos segundos.
Tienen un sabor suave, dulzón, y una textura cremosa pero firme a la vez. Son un alimento que centra, que da estabilidad, lo que en macrobiótica  se denomina un alimento con energía yang.  Entre sus propiedades podemos destacar el aporte de fibra, que ayuda al tránsito intestinal y a regular los niveles de azúcar en sangre, incidiendo también a la salud del sistema cardiovascular. Otro de los puntos fuertes de las azuki es su función como prebiótoco, de nuevo por su fibra, que sirve de «abono» del intestino para que los probióticos crezcan fuertes y frondosos. Pero quizás una de las propiedades más conocidas y destacables es la de ser una gran desintoxicante del riñón. ¿Has visto que tienen forma de mini riñón? Así que… ¡Sorpresa! Su efecto sobre este órgano ayuda a contrarrestar los posibles efectos nocivos derivados de los oxalatos de la remolacha (aunque ya te he dicho que deberías comer mucha mucha remolacha para notarlos). Pero, por si acaso, así te quedas más tranquilo. 😉

Bien pues vamos ya con la receta, antes de que se me ocurra algo más que contarte sobre estas hamburguesas…

comida_que_cura

INGREDIENTES
(Para unas 10 hamburguesas)

  • 1 taza de pulpa de remolacha de hacer zumo. Puedes usar remolacha rallada, pero tendrás que usar menos cantidad para conseguir la misma consistencia en  tus hamburguesas (ya que tendrás más jugo). También puedes usar más proteína de guisante o soja para compensar la humedad.
  • 1 bote de judías azuki ecológicas (colando el líquido)
  • 2 tazas de proteína de guisante texturizada (no en bolas) o también soja texturizada (no transgénica)
  • 1 c.s. de ajo en polvo
  • 1 c.s. de pimienta
  • 1 c.s. de pimentón dulce ahumado
  • 1 c.s. de sal del himalaya
  • Truco secreto: unas hojas de menta picadas. Aproximadamente una cucharada sopera rasa.
  • Aceite de coco o de oliva (siempre virgen extra de primera presión en frío) para hacerlas en la sartén.

PREPARACIÓN
Con la batidora de mano o con una batidora de vaso, tritura las azuki hasta que se haga una pasta. Puede llevarte un rato ya que la pasta se pega a las cuchillas y los bordes del recipientes y hay que ir despegándola.
Mezcla en un bol bien grande todos los ingredientes de la receta junto con las azuki que acabas de triturar. Deja que todos los ingredientes se integren bien. Prueba y rectifica de sal, pimienta o lo que sea.
Mójate las manos y forma hamburguesas del tamaño que prefieras.

hamburguesas_remolacha
Calienta una sartén con un poquito de aceite de oliva o coco y pasa tus hamburguesas  para que se doren un poco por fuera y cojan más consistencia. Las cocinamos antes de congelar para que mantengan estas consistencia cuando las vuelvas a descongelar. Es un buen truco si vas a incorporar las hamburguesas «salvavidas» en tu rutina.

 

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Tomato wannabe: salsa de tomate sin tomate

Esta es la receta que agradeces infinitamente cuando estás tratando tu Artritis Reumatoide (RA) a través de la Fase 3 de la Dieta que Cura, y te enteras de que el tomate ha de desaparecer de tus comidas. Puede ser que para ti esto sea fácil. En mi caso, tengo una seria dependencia del tomate. Me encanta. Pero esta receta de hoy o «cheat meal» (comida con trampa) cubrirá tu «dosis» necesaria de tomate.Salsa de no tomate

Esta salsa, está basada en la receta de Cocina Macrobiótica Mediterránea, de quien he aprendido (y sigo aprendiendo) mucho. Pero yo he hecho algunos pequeños cambios, he eliminado algunos ingredientes y añadido el vinagre, que a mi parecer, hace que el sabor de la salsa sea más parecida a la el tomate «real».  La puedes usar como fondo de muchas recetas: para pasta (sin gluten), arroz o cualquier cereal, lasaña, como base de otroas salsas o patés… Yo he hecho hasta conservas, para tener siempre a punto mi salsa de tomate wannabe.

Ingredientes
1 bote de remolacha ecológica o 2 remolachas hervidas o frescas
1 cebolla
2 dientes de ajo
1 tira de alga kombu de unos 2-3 cm.
1 c.p. de pasta de umeboshi
1 c.s. orégano seco
1 c.s. de vinagre de manzana (sólo si no usas remolacha en conserva)
1/4 taza de agua
Para cocinar: aceite de coco (insaboro) o aceite de oliva, sésamo…

Preparación
Para empezar, si utilizar remolachas frescas, pélalas y hiérvelas hasta que queden blanditas. En este caso, añadirás a tu receta una cucharada sopera de vinagre de manzana que incorporarás a la hora de triturar. Si usas remolacha previamente hervida (las que venden peladas y entereas, envasadas al vacío) sólo tendrás que cortarlas y reservar. Si usas remolacha en conserva, primero pruébala, para ver si está demasiado avinagrada, si la encuentras muy fuerte de sabor, lávala un poquito con ayuda de un colador. Aquí te explico por qué me gusta usar remolacha en conserva para las recetas que quieren imitar el sabor del tomate. Seguidamente, corta la cebolla a cubitos y reoga en una sartén junto con el aceite que utilices (coco, oliva, sésamo…) y un poquito de sal. Te recomiendo que cada vez que tengas que reogar cebolla lo hagas al estilo mecrobiótico: primero, con un fuego medio-alto, pero sin pasarte, luego es importante que constantemente remuevas la cebolla con una cuchara de madera, lo que en macro llaman «yanguinizar», no voy a entrar en detalles, pero es interesante desde el punto de vista energético de los alimentos y también para que nuestra cebolla quede perfecta. Cuando la cebolla empiece a estar transparente, añade los ajos picados y sigue removiendo. Después de unos 3 minutos añadiremos la remolacha, el agua, la tira de kombu y el orégano y dejaremos que todo se cocine a fuego medio-bajo y con tapa por unos 10 minutos. Pasado ese tiempo, añade la mezcla al vaso de la batidora y tritura junto a la cucharadita de pasta de umeboshi y, si no has utilizado remolacha en conserva, también la cucharada sopera de vinagre de manzana.

¡Esto es todo! Consérvala en botes de cristal en la nevera. También puedes hacer conservas poniendo los botes al baño maría durante media hora y luego dejar que se enfríen boca abajo.

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Gazpacho de sandía y remolacha

Ya está, llegó el calor. ¡Qué alegría! Cuánto lo echaba de menos. Esta época es perfecta para añadir más crudo a tu dieta, seguro que tu cuerpo lo agradecerá. De la misma manera, es tiempo de aligerar, de comer menos, moverte más y estar poco tiempo en la cocina y más al aire libre. Disfruta de las verduras y frutas del verano, hazte batidos, zumo, helados y ¡gazpachos!

gazpacho sandía remolacha

De eso va el post de hoy, de un gazpacho muy interesante. Es perfecto si tienes Artritis Reumatoide ya que todos los ingredientes son aptos, quiero decir que siguen las indicaciones de la Fase 3 de la Dieta que Cura. También es perfecto si no quieres tomar solanáceas como el tomate, aunque lleva un poquito de pimiento, puedes no usarlo.

Te advierto que este gazpacho se salta a la torera las leyes de combinación de alimentos ya que estamos mezclando sandía con otras cosas. Bueno, aquí sólo un inciso: la sandía y el melón mejor tomarlos solos, no vamos a profundizar más, otro día hablaremos sobre la combinación de alimentos y sus numerosos puntos de vista… Es un tema complejo en todos los sentidos. Bien, si sigues de forma ortodoxa las recomendaciones a la hora de combinar alimentos, mejor pasa a la receta siguiente. Si no, pues respira un poquito y disfruta de este gazpacho. Tú mismo vas a ver si te sienta bien o no. Tampoco te recomiendo que lo hagas cada dos días, mejor buscar otras alternativas, pero de vez en cuando, hay que cocinar (o “crucinar”) para tu duša (alma).

 

Esta es la receta que te propongo, siéntete libre para adaptarla a tus gustos y necesidades.

Ingredientes (para 4 personas aproximadamente)
2 tazas de sandía cortadas a cubitos
1 remolacha fresca (también puede ser hervida)
1 zanahoria
1 ajo salvaje con la parte verde (si no tienes puede ser normal, pero no queda igual)
1/2 calabacín con piel cortado a trocitos.
1/2 taza de pimiento verde cortado a cubitos
1 c.p. De pasta de umeboshi
1 manojo pequeño de cilantro
2 c.s. de vinagre de manzana sin pasteurizar
2.c.s. de aceite de oliva
1c. p. de sal
1,5 tazas de agua (mejor fresquita)

Para decorar: semillas de cáñamo, sésamo, pipas de calabaza, pepino troceado…

Preparación
En la batidora (tipo Vitamix) tritura todos los ingredientes. Si vas que falta agua, incorpora hasta obtener la textura deseada, pero te aviso de que la sandía suelta bastante jugo.

Decora con lo que quieras.
Disfrútalo.
Aguanta unos 3 días en la nevera.

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Guacamole de remolacha salva-vidas

Cuando quieres comer bien y rico, no te voy a engañar, has de dedicarle muchas horas a tu alimentación. Si tienes suerte y te encanta este mundillo, vas a disfrutar mucho. Pero… no nos engañemos, incluso aunque estés muy motivado, hay días en los que no llegas a todo. Aunque en el blog esté todo my ordenado y perfecto, te confieso que yo también tengo días en los que me pilla el toro, pero como también soy un poco «controladora» con la comida (y, dejando a un lado la broma, cuando la alimentación es tu medicina, has de serlo) pues siempre tengo recursos en el fondo del armario.

guacamole-remolacha

Te dejo una lista de alimentos salva-vidas para tu despensa, no pongo los que deberías tener  frescos en la nevera, porque me extendería mucho. Estos son sólo algunos de los básicos que no pueden faltar:

1. Legumbres en vidrio: lentejas, judías (frijoles) sobretodo azukis, garbanzos… Por supuesto, todo ecológico.

2. Frutos secos, semillas y frutas deshidratadas: anacardos, pipas de girasol, de calabaza, almendras, sésamo, piñones, pistachos, avellanas… Los que más te gusten. Si puede ser, activados y deshidratados. Ten siempre a mano coco rallado, dátiles, pasas, albaricosques, higos… Desecados, sin sulfatos y, en el caso de los higos, cuida que no estén cubiertos de harina blanca.

3. Copos de mijo (o si no te importa que contenga gluten, también puede ser de avena). Los puedes usar en un porridge, tal y como harías con los copos de avena, o usarlos para la base de una tarta crudi-vegana o para hacer pancakes… Ui!¡Cuántas ideas! Cuántas recetas pendientes…

4. Patés: como por ejemplo, la olivada, que está buena con cualquier cosa. Yo compro también un paté de setas shitake de la marca «Els Eco’s de Onyar» que es buenísimo y no tiene ni gluten, ni tofu, ni azúcar.

5. Mantequilla de cacahuete y tahine: un clásico que en un plis-plas te soluciona un desayuno: mezcla un poquito de cualquiera de las dos pastas, añade un endulzante de buena calidad (dátiles, pasas, estevia, azúcar de coco, sirope de agave, melaza…), un poquito de sal, tritura todo con un chorrito de agua o leche vegetal y cómetelo untado en una manzana o en cualquier otra fruta neutra.  También te sirven para hacer recetas saladas, humus o como base de patés.

6. Conservas: aquí quería llegar yo, la receta de hoy va de esto. Como ya he dicho antes, todos estos alimentos han de ser de buena calidad y libres de químicos. Ten a mano alguna conserva de aceitunas, de setas y de remolacha. La remolacha es un salva-vidas porque puedes usarla como sustituto de la salsa de tomate en caso de apuro. Te recuerdo, si no estás «al día» en el blog, que la Fase 3 de la Dieta que Cura tiene como alimento a evitar el tomate. Personalmente, he empezado ausarlo de vez en cuando, de forma muy puntual y parece que tengo la suerte de no ser intolerante a ese alimento, pero no quiero pasarme ni apresurarme. Si acabas de empezar con la dieta no lo comas todavía, dale tiempo al cuerpo para limpiarse. Y no te preocupes, porque la receta de hoy va de cómo sustituir el sabor del tomate, y el siguiente post que voy a preparar, también irá por ahí.

Volviendo a la remolacha en conserva. Nutricionalmente no es lo ideal, lo mejor  de todo es que te comas la remolacha fresca, ya sea en un licuado o en una enslada o sopa de verano. Pero hoy estamos con los salva-vidas, no? Pues relájate, eso también es importante, que un día puedas olvidarte de la comida o cena, hacer cualquier otra cosa que te apetezca y llegar a casa sin estrés y montarte una receta con ingredientes salva-vidas. Además, te cuento una cosa, las conservas de remolacha, suelen llevar vinagre y, si quieres hacer una salsa de tomate sin tomate (tranqui, que pronto habrá receta aclaratoria) pues siempre queda mejor esa versión un poco más avinagrada que la versión fresca.

¿Qué vamos a preparar hoy? Algo fácil, bueno y un poco distinto: un guacamole con un giro inesperado, para darle chispa a tus comidas, sobretodo si no eres muy creativo (todavía) y te has quedado atrapado en el bucle del humus y el guacamole. Para la receta de hoy, he usado una remolacha en vinagre y el sabor de fondo recordaba a una salsita de tomate. Un ingrediente imprescindible para darle ese toque es la pasta de umeboshi. Si quieres saber por qué es tan buena la umeboshi, tengo una amiga con un blog muy interesante sobre comida macrobiótica que lo explica mucho mejor que yo. Sólo tienes que seguir el link.

¿Vamos con el guacamole?

INGREDIENTES

1 aguacate grande y maduro
3 c. s.* de remolacha en conserva (rallada o cortada a laminitas)
1 c. p.* de pasta de umeboshi
1 cucharada de postre de vinagre de umeboshi
1 cucharada de postre de vinagre de manzana sin pasteurizar
1/4 cucharada de postre de estevia en polvo (sin refinar, ha de ser de color verde amarronado)
Cilantro picado al gusto
1 pizca de pimienta recién molida
Semillas de cáñamo para decorar

*cucharada sopera
*cucharada de postre

Antes de empezar, prueba tu remolacha. Si es muy avinagrada, lávala un poquito con agua en un colador debajo del grifo. Escurre bien. En un procesador de alimentos, tritura todos los ingredientes menos las semillas de cáñamo. Prueba y rectifica de sabor, si lo notas poco salado, añade un poquito más de vinagre de umeboshi. Si te has pasado y está muy intenso, tendrás que añadir más aguacate.
Decora con las semillas de cáñamo. Cómelo con bastoncitos de zanahoria, pepino, calabacín, brócoli… o con crackers o cualquier pan de buena calidad si estás comiendo gluten.

¡Ya está!¡Te liberaste de la rueda kármica del humus de garbanzos y el guacamole mexicano! Ya no tienes excusa la próxima vez que te inviten a un pícnic =)